Ya llevo más de 30 años dedicado al mundo de la comunicación, de los cuales más de una década lo he hecho vinculado a la comunicación institucional. Y en todos estos años ha habido pocas cosas que me toquen más las narices que ver que algún cargo público solo sepa justificar alguna decisión alegando que es legal.
Desgraciadamente se trata de un argumento cada vez más utilizado cuando no hay ninguna otra razón de peso. Nos pasa con las puertas giratorias en la política nacional y autonómica, nos pasa para justificar ‘cambios de opinión’ como con la amnistía … y también nos pasa en nuestro pueblo, o en el de al lado.
El último caso, y muy grave, en mi opinión, nos lo hemos encontrado en otra de estas personas que ha llegado nueva a la política para romper con los vicios de la ‘vieja política’, que decían hace más de una década desde Podemos. ¡Hay que joderse!
Me refiero al caso de Bernabé Sangüesa, reciente alcalde de Morella y que no ha tardado más que apenas poco más de siete meses en hacer saltar por los aires todo lo que bueno que podía aportar. En política un error es capaz de hacer olvidar décadas de buenas acciones, pero lo de Sangüesa es de traca.
¡Que convoque como alcalde un proceso de empleo público y decida no solo presentarse él a siete de esas siete plazas, que no tienen nada que ver entre ellas, sino que también lo haga su pareja, es espectacular!
Entiendo, y defiendo, que los cargos públicos tienen que planificar su futuro más allá de una vida política que en muchos pueblos te quita más que te da. Pero es que, en este caso, ha sido llegar a la alcaldía y poner la maquinaria a tope para presentarse nada menos que a siete plazas. ¡Me imagino que será para luego poder elegir!
¿Lo que no sé es como elegirá entre las plazas que le toquen, si es que sigue adelante con su idea y le asignan varias? Siguiendo la lógica empleada hasta ahora, será a la pajita más larga o a piedra, papel y tijera.
Miren, como ya les he dicho acumulo experiencia más que de sobra en el mundo de la comunicación en medios privados y en instituciones públicas… y las he visto de todos los colores.
Hay cosas que me llenen más de orgullo que un comentario que mi madre me hizo poco antes de asumir la dirección de Comunicación en la Diputación de Castellón, cuando estando yo en Inglaterra, de exilio voluntario y productivo, me llamó para decirme que había salido a cenar con mi tía y que en la mesa de al lado había tres personas hablando de los cambios en Diputación y que yo iba a entrar. No puedo sentirme más que orgulloso cuando mi madre me dijo que al indicar uno que Juan Lozoya iba a asumir la comunicación, otro de la mesa le advirtió: ¡Cuidado, que ése es legal!
Algo parecido a lo que algunos amigos me han reprochado desde 2011, cuando entré en Diputación, hace ya casi trece años. Y es que no entienden que no haya aprovechado todo este tiempo y el la capacidad de
decisión que me dio mi jefe, y sin embargo amigo, para crearme una plaza permanente, como sí han hecho otros compañeros en otras instituciones… y todos los periodistas de esta provincia conocéis varios casos.
Igual que les he reiterado a ellos, porque se siguen burlando de mí, se lo digo a ustedes: porque me parece una vergüenza y una falta de respeto. Y prefiero seguir durmiendo a pierna suelta y roncando como una bestia parda todas las noches… para desgracia de mi pareja.
Como pregonaba Javier Moliner, y además practicaba, tal y como ha quedado demostrado, yo también creo en la política, y en la comunicación política, como una carrera de relevos en la que das todo lo que tienes dentro de ti… y luego pasas el testigo.
Por eso, realmente me importa un pito la explicación que pueda dar el alcalde de Morella más allá de las que ya ha dado… a mí me parece patético.
Como les decía, una cosa es lo legal y otra lo ético.
De todas formas, no hagan mucho caso… que es solo mi opinión.