El Ayuntamiento de la Vall d'Uixó ha dado a conocer el tesoro que se encontró durante la excavación arqueológica realizada en 2021 en el Poblat de Sant Josep. Se trata de una pareja de pendientes de oro, un colgante de oro de forma ovalada y seis monedas de plata emitidas en la ceca de Arse (Sagunt) entre el siglo II y III aC.
Este tesoro se encontró mientras un equipo de arqueólogas trabajaba en la excavación del derrumbe de la calle 3 del poblado, relacionado con la destrucción de esta zona por un gran incendio. Esta excavación estuvo sufragada por el Ayuntamiento, dentro de su vocación por seguir poniendo en valor el patrimonio histórico local, no solo por atraer al turismo, sino también para conocer las raíces, tal y como expresó la alcaldesa, Tania Baños.
Tanto las joyas de oro como las monedas fueron encontradas entre los adobes del derrumbe provocado por el incendio. Las monedas son una dracma, cuatro hemióbolos y un divisor de plata. En el anverso de la primera se puede ver un personaje masculino -que se ha identificado como Heracles- y en el reverso un animal en actitud de correr, que la mayoría de autores identifican con un toro. Los hemióbolos presentan en su anverso un personaje femenino y en el reverso una roseta de ocho pétalos.
En la presentación han estado presentes la arqueóloga y restauradora Ana Viciach, que ha dado los detalles de las piezas; la directora del Museu i Arxiu Municipal, María Luisa Rovira, que ha dado cuenta de la importancia de este hallazgo; y Ruth Sanz, diputada provincial de Cultura, que ha mostrado el apoyo de la Diputació de Castelló a este tipo de proyectos. Baños ha destacado que este año continuarán los trabajos de excavación con una inversión de 15.000 euros, que podría ampliarse con la llegada de fondos europeos.
El Poblat de Sant Josep es un yacimiento arqueológico con una larga ocupación, aunque los períodos históricos más importantes son el ibérico (siglo VI-II aC) y el romano (siglos IV-V aC). Las excavaciones de los últimos años han permitido documentar el extremo norte del asentamiento ibérico, que está cerrado por una muralla y protegido por una gran torre. En el interior transcurre una calle desde donde se accede a mano izquierda a las casas y a mano derecha a la torre situada en el exterior. Esta zona quedó destruida a finales del siglo III aC a causa del gran incendio.