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Mujeres en el fondo del mar: las sirenas

Ante todo, felicidades, porque hoy se conmemora el día de la mujer trabajadora…Y lo vamos a dedicar a las doncellas del mar y a las sirenas...

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Castellón |

Sirenas | ondacero.es

Porque, buenas o malas, trabajar, se lo trabajaban.

El mito de las mujeres en el fondo del mar no solo forma parte de la mitología griega o romana, sino que en cada cultura adopta un nombre, y tiene un origen relacionado con las divinidades de diferentes religiones.

En la tradición griega, las doncellas marinas descendían de las ondinas, o ninfas acuáticas.

Y según el folclore europeo, una ondina podía adquirir forma humana si se casaba con un mortal; y si tenía un hijo con el navegante, obtenía también un alma… que le daba también el privilegio de tener sentimientos humanos y sufrir los dolores y tormentos humanos…

Para los irlandeses, esas doncellas eran los ‘formorians’, pero para ellos no eran tan simpáticas, sino antiguos demonios que vivían en el mar.

Los antiguos babilonios creían en Oannes, un dios con cola de pez, que concedía la sabiduría…

Mientras que para los escandinavos, el dios del mar se llamaba Aegir, y su esposa Ran utilizaba una red para capturar a los marinos de los barcos que pasaban y ahogarlos.

Los sirios adoraban a la diosa Atargatis, mitad pez y mitad mujer, que recibía su poder de la luna. Atargatis era representada con un instrumento musical en una mano y un espejo en la otra con forma de luna.

En este caso, los navegantes la adoraban porque tenía el poder de aplacar las tempestades y calmar los mares con su dulce canto.

Pero también estaban las sirenas. Unos las describen con la mitad de cuerpo de mujer y la mitad de cuerpo de pez, mientras que Homero las describe en la Odisea como mitad mujeres y mitad aves.

En cualquier caso, estas sirenas emitían cantos hermosos, tanto, que los navegantes se enamoraban, perdían la cabeza y se arrojaban al mar para estar con ellas..

Pero cuando llegaban a tenerlas delante, las sirenas se transformaban. Según algunas historias, ahogaban a los navegantes…

Según otras…

Tampoco salían vivos.

De ahí la expresión: “no dejarse llevar por los cantos de sirena” ya que las cosas no son siempre lo que parecen.