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El mar y la luna: las mareas

La luna, en su giro alrededor de la tierra, ejerce un poder de atracción en mares y océanos. Se llaman mareas, o masas de agua que se elevan en unas zonas y descienden en otras.

ondacero.es

Castellón | 23.02.2017 14:17

Efectos de la influencia de la luna en las mareas
Efectos de la influencia de la luna en las mareas | ondacero.es

Las mareas son fuertes en mares y océanos abiertos, y poco perceptibles en mares como el Mediterráneo, más pequeño y rodeado de tierra.

En España, las mareas afectan a las costas del norte y sur, donde el mar puede subir y bajar varios metros, en función de la posición de la luna. Cuando sube la marea y llega a su punto máximo, se llama pleamar. Cuando baja la marea, que en el norte puede llegar a dejar los barcos completamente varados sobre el fondo, se llama bajamar.

Conocer los momentos de la pleamar y la bajamar es importante, sobre todo, para entrar o salir de puerto, porque si no calculamos bien, nos podemos encontrar con que la quilla del barco toque el fondo y se produzcan desperfectos en nuestra nave.

La pleamar y la bajamar son diferentes cada día y en cada zona. Dependen de la fase de la luna y su poder de atracción.

Los horarios de las mareas suelen estar recogidos en libros y en documentos oficiales. E incluso, hay zonas, donde los periódicos llegan a publicar los horarios de la pleamar y la bajamar, que son diferentes cada día, para avisar a los navegantes y a los pescadores.

Por ejemplo, si vamos con nuestro barquito por un mar o un océano donde las mareas son fuerte, y queremos entrar a puerto, convendrá conocer los momentos de pleamar y bajamar, y calcular el agua que vamos a tener bajo la quilla, para evitarnos sustos.

Como anécdota comentaré, que hace unos años, en Santander y con motivo de una regata, se dieron cita muchos veleros en el Puerto. Por la razón que sea, porque no estaba bien amarrado, o porque el ancla garreó en el fondo, lo cierto es que uno de los veleros derivó por el mar, arrastrado por la marea y la corriente.

Horas después el espectáculo no podía ser más impresionante. El velero fue encontrado encima de un acantilado, con todo el casco al aire. El mar lo había llevado a la deriva hasta que tocó fondo sobre una montaña de rocas… al bajar la marea, se quedó enganchado y casi en el aire.