El nuevo inquilino del banquillo albinegro reconoció que este era uno de los días más felices de su vida. "Después de 20 años se ha cumplido sueño, y ese es entrenar al Castellón. Después de mucho trabajo y esfuerzo en el fútbol base, hemos recorrido el fútbol provincial y esta temporada acabamos en el filial. En el horizonte siempre estaba entrenar al primer equipo y ha sido más rápido de lo previsto. Aceptamos el reto con mucha ilusión porque el club nos ha visto trabajar estos meses. Sabemos de la exigencia que hay con jugar ante 10.000 personas pero disfrutaremos el día a día porque es un premio que nos ha brindado esta directiva. Es un tren que pasa una vez en la vida y hay que cogerlo. El Castellón debe salir sí o sí de Tercera", declaró.