Me acordé de esta expresión cuando volví a ver la última de Piratas del Caribe que protagoniza Penélope Cruz. Hay una escena en la que el capitán Sparrow, se despierta enrolado a bordo de un barco, y se pregunta cómo llegó allí.
Su compañero marinero, le menciona que, como todos, se gastó el primer sueldo en las tabernas y ya no se enteró de nada.
En aquella época de piratas y corsarios, cuando la armada inglesa necesitaba tripulantes, no se cortaba un pelo.
Llegaba a puerto y enrolaba a todo bicho viviente que tuviera una edad adecuada para poder servir dentro de un barco. Muchos lo hacían voluntariamente, otros no tanto.
Lo cierto es que el marinero, cuando se enrolaba, cobraba por anticipado el sueldo completo del primer mes… y luego se lo gastaba en las tabernas.
Cuando se les pasaba el cocolón ya estaban a bordo, sin un duro para ganar, y con la obligación de trabajar por un salario que ya habían cobrado…
¡Ah!, y lo peor, sin posibilidad de echarse atrás porque como ya habían cobrado y el barco estaba en medio del mar…
No quedaban alicientes para trabajar más y mejor. En la armada inglesa, para mantener la disciplina se utilizaban castigos corporales. La ley de abordo era muy dura. Se podía azotar a un hombre por un mero descuido…
Pero con azotarlos no se les sacaba más rendimiento… hasta la próxima soldada y el próximo puerto… era como azotar a un caballo muerto.