psicología de andar por casa

"¿Por qué me gustas?" Claves para entender por qué unas personas nos gustan más que otras

Con Edgar Bresó, profesor y psicólogo

Luis Méndez

La Ribera |

Edgar Bresó

Edgar Bresó, buenas tardes. Cuéntanos, ¿Qué sabemos según la ciencia sobre el atractivo y por qué nos gustan más unas personas u otras?

La pregunta “¿Por qué me gustas?” Puede parecer sencilla, pero detrás de ella hay una gran complejidad psicológica. Como sabemos, la atracción no es solo una cuestión de apariencia física: es el resultado de una combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Por eso hoy hablaremos de algunos aspectos que se han estudiado en psicología e intentarè dar algunas de las principales claves para entender porqué nos sentimos más atraídos por unas personas u otras.

¿Existe una definición consensuada del atractivo de una persona o depende de cada uno?

No existe una definición única de “atractivo” en psicología, ya que se trata de un concepto que nosotros llamamos multifactorial (no depende de una sola cosa, sino de la combinación de muchos factores) y en gran parte subjetivo (para cada persona cada uno de estos factores tiene un peso específico a la hora de definir si nos gusta o no una persona). Digamos que el atractivo de una persona en general, depende de diversos aspectos (que es precisamente de lo que vamos a hablar hoy aquí) pero el atractivo que una persona concreta tiene para mí, depende del peso que yo le doy a cada uno de esos factores. Por ejemplo, para mí puede ser súper importante la mirada de una persona y, en cambio para tí lo más importante es la simpatía).

No obstante, sí que hay ciertos elementos comunes que la investigación ha identificado que nos ayudan a entender qué hace a una persona “atractiva” para los demás.

De acuerdo, pues veamos cuales son estos elementos comunes que nos hacen atractivos para los demás. Cuéntanos…

Según la investigación, existen 5 elementos que son comunes y universales en cuanto al atractivo de las personas:

1. Simetría facial: Numerosos estudios han puesto de manifiesto que la simetría se asocia con salud y suele ser percibida como atractiva. Las personas saludables son más atractivas y la simetría refuerza la ide de salud de la persona (efecto indirecto).

2. Proporciones corporales equilibradas (como el índice cintura-cadera). Se calcula dividiendo el perímetro de la cintura entre el perímetro de la cadera. Menor o igual a ,85 (M) ,90 (H). Otra vez la salud (factor genético; supervivencia).

3. Apariencia saludable (piel limpia, brillo en los ojos, olor agradable).

4. Lenguaje corporal cálido y seguro (sonrisa, mirada, contacto visual). aspecto relacional.

5. Competencias sociales como la empatía, la confianza, el humor y la amabilidad.

Todo ello (estas 5 características) deben estar en cierto equilibrio; y ¿quién decide que es equilibrado? ahí está la clave. Nosotros. Cuando encontramos una persona que tiene estos aspectos en la medida en la que nosotros consideramos equilibrados… surge la magia… No queremos alguien obsesionado con nada pero sí que lo tenga todo.

¿Cómo nace la atracción? ¿Cuál es la clave para gustar o que te guste una persona de manera especial? ¿Cómo se puede trabajar o mejorar lo atractivos que somos?

De nuevo, te voy a proponer 5 maneras de “trabajar” o mejorar nuestra capacidad para atraer a los demás (para resultar atractivos/as)

1. Proximidad física y frecuencia de contacto

Efecto de mera exposición (Zajonc, 1968): cuanto más vemos a alguien, más probable es que nos guste. Si interaccionamos (si no, puede reforzarse el efecto contrario, aversión). Las personas que comparten espacios con nosotros (trabajo, estudios, barrio) tienen más oportunidades de generar atracción.

2. Similitud

Nos sentimos atraídos por quienes piensan como nosotros: comparten gustos, valores, ideología o sentido del humor.

Según el principio de validación social, estar con alguien parecido refuerza nuestra identidad.

3. Reciprocidad del gusto

Nos suelen gustar más las personas que nos muestran que les gustamos (Aronson & Linder, 1965).

La atracción aumenta cuando sentimos aprecio mutuo y aceptación.

4. habilidades sociales o emocionales y el lenguaje no verbal

La empatía o la capacidad de escuchar aumentan mucho el atractivo. La atracción no solo es física, sino profundamente relacional. Por otro lado, hemos dicho que se valora la simetría facial, pero también la expresión emocional (mirada, sonrisa) y la calidez corporal, el contacto visual o la postura. Todo ello genera atracción incluso más que los propios rasgos físicos.

5. Activación emocional compartida

Estar con alguien en situaciones que nos generan emociones intensas (como miedo, aventura o risa) todo ello aumenta la atracción (Dutton & Aron, 1974 – experimento del puente colgante). En este experimento, se compararon las respuestas de hombres para responder a una prueba proyectiva en dos situaciones distintas: sobre un puente que provocaba miedo (suspensión) y otro que no lo hacía. Los resultados mostraron que los hombres del puente que generaba miedo se

mostraron más atraídos por la persona que les entrevistó (ya que mostraron más interés en conocerla)

¿Mensaje/reflexión final?

El atractivo no es un misterio inalcanzable ni un privilegio reservado a unos pocos. Lejos de los mitos del amor a primera vista o la belleza perfecta, la psicología ha demostrado que lo que hace que una persona nos guste tiene mucho más que ver con la conexión humana que con la apariencia física.

Las investigaciones muestran que nos sentimos atraídos por quienes nos hacen sentir vistos, escuchados y validados. Por quienes comparten algo con nosotros: una mirada, una emoción, una historia, una idea. Y que el atractivo surge cuando hay sintonía emocional, cuando alguien despierta en nosotros una sensación de proximidad y autenticidad.

Es cierto que hay elementos más o menos universales —como la sonrisa, la amabilidad o el sentido del humor— pero también es cierto que el gusto es esencialmente subjetivo. Lo que para una persona es irresistible, para otra puede pasar desapercibido. Y eso es parte de la belleza de las relaciones humanas: la diversidad.

Por eso, en lugar de obsesionarnos con gustar más, tal vez deberíamos preguntarnos: ¿Estoy conectado/a conmigo mismo/a? ¿Sé comunicarme desde la empatía? ¿Estoy presente y activo cuando interacciono con los demás? Yo no sé tú Luis, pero yo a veces, hablo con personas que parecen vacías y la verdad pueden ser muy guapas pero… para nada las considero atractivas.

El atractivo no se trata solo de “encantar” a otros, sino de cultivar relaciones basadas en la escucha, la reciprocidad y el respeto emocional.

Porque al final, lo que más atrae no es lo que se ve, sino cómo alguien nos hace sentir.