La ley que se aprobó en el congreso y que conllevará la rebaja de penas a más de 40 etarras debería incendiar de rabia a España. Al menos a la España que recuerda los años del miedo, la de los atentados, la de las víctimas asesinadas simplemente por pensar diferente. A los jóvenes hoy se los adoctrina con la Memoria Histórica, pero el salvaje reguero de muertos inocentes que ha dejado la banda terrorista ETA hace menos de 20 años, parece no entrar en los manuales de historia de la democracia de nuestro presidente.
Simplemente, hay cosas que no se pueden, que no se deben. La sangre de los cientos de muertos a los que no se les ha pedido perdón todavía está tibia. Un pueblo que reniega de su historia, de su sufrimiento, de su identidad, ¿qué pueblo es ese? Una España que se puso en pie con la muerte de Miguel Ángel Blanco, como NUNCA volvió a suceder. Quienes lo vivieron saben que son signos que marcan la historia de una patria: un país en pie y rugiendo de rabia. Fue el principio del fin de ETA.
¿Dónde están aquellos jóvenes ahora? ¿Dónde están aquellos socialistas que sufrieron y clamaron a una sola voz libertad, libertad y libertad? ¿Dónde están ante tanto silencio y burla? ¿Cómo puede un pueblo seguir adelante dándole la espalda a su memoria? Mientras nuestro presidente juega a las batallitas con Franco, se ríe en el congreso de los diputados por haber engañado y haber colado una ley que beneficia a quienes no piden perdón. Sánchez se ríe, se burla, manipula y miente por contentar a ese partido que le premiará con un puñado de votos, por más que jurara hace unos años que con ellos ¡ni agua! Es la impunidad, la infamia, la falta de moral del presidente de todos los españoles. No todo vale en esta vida, pero para él, sí, porque está envalentonado, porque tiene un electorado fiel que le da coartada a estas cosas. Mucha gente joven que no tienen la más menor idea de lo que sucedió en España y en el País Vasco, pero sí recuerdan muy bien una Guerra Civil.
Entiendo el orgullo de sentirse socialista, de una historia, de unas raíces, de un estilo de ver España. Lo comprendo y es justo. Pero, ¿cómo es posible que no sepan detenerse ante la indignidad? ¿Cómo es posible que todavía haya tanta gente que jalee a un presidente que ha hecho de la mentira y el engaño su bandera? Los políticos suelen jugar con la verdad, pero se puede tirar de hemeroteca y constatar que Pedro Sánchez ha engañado con la misma proporción que ha traicionado valores fundamentales para la convivencia de una sociedad: indultos, amnistías, rebajas a asesinos, corrupciones varias a su alrededor siendo el adalid de limpieza democrática… Todo por cuatro días más ahí arriba sin haber podido ganar unas elecciones. Es la realidad, amigos. Y me permito decirla.
Tantos socialistas de bien, tantos históricos que se avergüenzan en silencio. ¿Dónde están? ¡Por Dios! España está dormida, anestesiada. Los otros, los del PP y los de VOX serán tontos, incompetentes, inútiles para ganarse el sueldo y cumplir con lo que le ha delegado el pueblo: ¡leerse lo que aprueban en el congreso! Eso también es indigno, pero otro cantar. Y es así. Una torpeza y un engaño no pueden acallar la voluntad y la burla de la bancada de Sánchez que se ríe de la dignidad de los españoles, mientras el CIS le da coartada.
Soy libre para expresarme. No vivo del periodismo. No le debo nada a nadie y por eso puedo decirlo libremente. Todo tiene un límite, amigos socialistas. No se puede votar a la derecha, lo entiendo, pero no pueden tolerar estas cosas, ni recurrir al tú más. No se puede seguir así. Me da vergüenza cómo deshonramos a los muertos de un par de décadas atrás, mientras seguimos removiendo fosas comunes de una guerra que acabó hace casi 100 años.
www.javierariasartacho.es