Si algo quedó claro en este lunes de San Vicente Ferrer es algo que incluso sectores económicos de la provincia de Alicante han advertido en otras ocasiones: la dependencia energética que tiene la península y, por tanto, la provincia de Alicante. La vuelta del suministro eléctrico no podía ser de golpe por razones técnias y así lo notó la ciudad. Mientras en unos barrios ya había servicio en torno a las seis de la tarde, como en la Playa de San Juan o aquí en Los Angeles donde están nuestros estudios, en otras zonas como la Florida o San Gabriel no pudieron ver la luz hasta pasadas las 10 de la noche.
El ayuntamiento de Alicante convocó de urgencia el Centro de Coordinación Operativa Local (Cecopal) e hizo una llamada a la tranquilidad de los alicantinos. El Mercado Central adelantó el cierre de sus instalaciones, el ascensor del Castillo de Santa Bárbara se clausuró y el Teatro Principal canceló el concierto previsto para la tarde. La Policía Local se desplegó en los cruces más conflictivos de la ciudad para regular la circulación ya que no había semáforos.
Las clases en los colegios este martes están suspendidas aunque las escuelas abren en horario lectivo, según indicó también el consistorio alicantino. Hay transporte y servicio de comedor.
Recuerdos de la pandemia
En principio no hubo incidentes destacados aunque, es verdad, que vivimos imágenes similares a los días previos al confinamiento con personas saliendo de los supermercados que tenían luz con los carros llenos sobre todo de agua y papel higiénico. La gran mayoría de establecimientos del centro cerró sus puertas, aunque en los barrios sí pudimos ver panaderías, estancos y cafeterías abiertas.
Hasta se pudieron ver colas en las ferreterías y establecimientos "chinos" para comprar linternas, pilas o receptores de radio; el transistor de toda la vida, que nos acompaña desde los años 50, no falló. ¿Demasiada dependencia de la tecnología? Puede ser; lo que sí quedó claro es que el denostado "analógico" volviló a ser la salvación para porder recibir información.
Hoy también es día de evaluar los daños para los establecimientos de hostelería al ver cuánto se ha perdido en aquellos congeladores y frigoríficos que no pudieron conservar el frío. Mientras no hubo luz, el servicio de gas natural funcionó con normalidad. Tampoco faltó agua potable salvo en aquellos edificios con bomba de impulsión que al no tener corriente no pudieron funcionar, como tampoco las cocinas eléctricas. Las empresas tendrán que hacer a partir de hoy las oportunidas reclamaciones. Bien es verdad que faltará saber cuál ha sido la causa real de esta caída generalizada.
El consorcio provincial de Bomberos de Alicante atendió entre el momento del apagón y esta madrugada unas 70 emergencias, la gran mayoría por salvamentos en ascensor, seguidos de aperturas de viviendas y salvamentos en la vía pública relacionados con el apagón, según fuentes de la entidad de la Diputación.