Madrid podría contar en 2030 con uno de los monumentos religiosos más imponentes del mundo. La Asociación Civil de Devotos del Corazón de Jesús de Boadilla, impulsa desde hace años la construcción de una escultura monumental del Sagrado Corazón de Jesús, que, si se cumplen los plazos previstos, se convertirá en la imagen cristiana más grande del planeta.
Con 37 metros de altura y 60 de envergadura, la figura superará al célebre Cristo Redentor de Río de Janeiro y al Cristo Protector de Encantado, ambos en Brasil. El diseño, obra del artista Javier Viver, representa a Jesús con los brazos abiertos en gesto de acogida. Estará ubicada en suelo municipal, entre la M-50, la M-501 y la Ciudad Financiera del Banco Santander.
La iniciativa, promovida por la Asociación Civil de Devotos del Corazón de Jesús de Boadilla, fue aprobada por el Pleno del Ayuntamiento en noviembre de 2019, con el respaldo unánime de todos los partidos. Desde entonces, la asociación ha trabajado en la difusión del proyecto y en la , sin recurrir a financiación pública.
El presupuesto estimado asciende a 17 millones de euros y se divide en tres fases. La primera, dedicada al anteproyecto escultórico y arquitectónico, precisa 135.000 euros, de los que ya se han recaudado más de 95.000. La segunda y tercera fases abarcarán desde el diseño estructural (presupuestado en 5 millones de euros) hasta la construcción definitiva, que precisará cerca de 12 millones de euros.
Uno de los aspectos más singulares del monumento será su vinculación con la Sábana Santa de Turín. La escultura reproducirá, con fidelidad anatómica, las heridas de la flagelación reflejadas en la Síndone. Estas marcas darán lugar a orificios acristalados que permitirán el paso de la luz natural al interior, generando un efecto visual único tanto desde dentro como desde fuera.
Además, en su interior se albergará una capilla que pretende convertirse en espacio de adoración perpetua. Cada mañana, la luz solar atravesará la llaga del costado de la imagen e iluminará un corazón de más de dos metros que descenderá al suelo para poder ser venerado. Al anochecer, el corazón volverá a su lugar y se iluminará desde dentro, proyectando una constelación de luces hacia el exterior.
“El objetivo no es atraer turistas, sino ofrecer un lugar de esperanza y reconciliación”, aseguran desde la asociación promotora, que espera que esta imagen se convierta en un símbolo de fe y consuelo para creyentes de todo el mundo. La bendición expresa del Obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, ha reforzado el impulso de un proyecto que aspira a convertir Boadilla del Monte en un nuevo referente espiritual.