30ytantos: ¿Podemos morir de estrés?
Morir, morir, no. Pero como dice Dr. Julio Maset, médico de Cinfa, responsables del estudio percepción y hábitos de la población española en torno al estrés, si enfermar seriamente.
12 millones y medio de españoles en edad adulta nos sentimos estresados frecuente o continuamente. Entre los motivos, un 74´3% por temas familiares y casi un 50% por factores económicos.
Y la cosa va a peor porque las nuevas tecnologías no nos permiten desconectar y eso hace que el nivel de estrés aumente, aunque esa mayor conciencia por cuidarnos hace que los que hacen deporte y siguen una alimentación sana se estresen con menor frecuencia
El estrés también engorda. Y es que, si generamos demasiado cortisol, la hormona del estrés, el organismo para hacer acopio de fuerzas crea una desmedida necesidad por comer sobretodo carbohidratos y grasas.
El Cortisol funciona como un neurotransmisor para ayudarnos a solventar situaciones de tensión o peligro. Pese a la mala fama que tiene, es bueno porque nos mantiene activos durante el día y se va reduciendo durante la tarde noche alcanzando niveles mínimos cuando llega la hora de conciliar el sueño. El problema es cuando esos niveles no bajan y estamos en alerta las 24 horas del día.
Síntomas de que estamos estresados y tenemos unos altos niveles de cortisol son la falta de sentido de humor, insomnio, cansancio sin una actividad que lo justifique, irritabilidad, gula desmesurada, dolores de cabeza y musculares, problemas de concentración y rendimiento, orina frecuente, diarrea o estreñimiento, infertilidad o cambios en la menstruación, pérdida de memoria…
Si nuestra respuesta al estrés se activa con demasiada frecuencia, es más difícil relajarnos y entramos en bucle, llegando a enfermar.
Dice el estudio que las mujeres nos estresamos más que los hombres, 1 de cada 2 lo sentimos con frecuencia frente a 1 de cada 3 hombres, que los menores de 45 años presentan un mayor grado de estrés que quienes han superado esta edad, y que por ocupación los estudiantes son los más estresados seguidos de los parados y los autónomos.
Hay investigaciones que aseguran que el estrés mantenido en el tiempo desata un desequilibrio bioquímico que puede provocar enfermedades como la diabetes y la resistencia a la insulina o síndrome metabólico, hipertensión, depresión, ulceras digestivas, problemas cardiovasculares… además de bajar la guardia de nuestras defensas y hacernos más débiles ante virus y bacterias.
Somos demasiado reactivos. Quizás deberíamos aprender que una acción no necesariamente requiere nuestra reacción inmediata.
Dedicarnos tiempo a nosotros, organizar nuestro tiempo, disfrutar de los pequeños momentos, aprender a afrontar las situaciones difíciles, fomentar las relaciones sociales pueden ayudarnos frente al estrés. Y cuando se escapa a nuestro control, buscar ayuda profesional.
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