Para adelgazar, además comer de todo y hacer ejercicio, hay mirar las etiquetas de los alimentos y saber interpretarlas. Y por varias razones: por salud y porque a tenor de los resultados de un estudio de la Universidad de Santiago, las mujeres que leen los ingredientes de los alimentos están más delgadas que las que no lo hacen.
La etiqueta del producto aparece en el lateral o en la parte posterior del envase. Ahí encontrará el listado de los ingredientes que lo componen en orden de cantidad. Los primeros de la lista son los mayoritarios. Por legislación deben ir de mayor a menor hasta un 2% o 3% que no tienen obligación de aparecer. Esto es importante porque si buscamos un alimento bajo en sal o azúcar, cuidado si aparece en los primeros puestos.
Hay que leer las etiquetas como dice Emma Ruiz directora de proyectos de la Fundación Española de la Nutrición, pero sin obsesionarse. No hay que llevarse todos los días las gafas a la compra pero sí mirar aquellos alimentos que utilicemos en nuestra dieta de forma habitual. La recomendación es elegir aquellos que contengan el menor contenido de azúcar o sal. Y prestarle atención a la calidad de la grasa. Hay limitar los alimentos que contengan grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, aceite de coco o palma, que no son tan cardiosaludables como el de oliva o el de girasol. Y después de echarle un vistazo a lista de ingredientes es importante leer la información nutricional. Esa que te dice las calorías/kilocalorías (es lo mismo) me te aporta ese alimento por cada 100gr.
Lo cierto es que cuando uno se propone cuidarse intenta llenar la cesta de la compra de productos light o bajos en calorías pero… ¿sabemos realmente lo que eso significa?
Según la ley solamente podrá declararse que un alimento posee un bajo valor energético si el producto no contiene más de 40 kcal por cada 100 gr en el caso de los sólidos o más de 20 kcal cada 100 ml en el caso de los líquidos. Libre de calorías si tiene menos de 4 Kcal, es el caso de los edulcorantes. Y bajo en calorías o light si tiene un tercio de las calorías que tiene otros productos homólogos.
Por otra parte, solamente podrá declararse que un alimento posee un bajo contenido en grasa si no contiene más de 3 g de grasa por 100 g en el caso de los sólidos y 1,5 g de grasa por 100 ml en el caso de los líquidos. Y solamente podrá decirse que un alimento no contiene grasa si no lleva más de 0,5 g de grasa por 100 g o 100 ml.
Eso es lo que dice la ley, pero luego está la trampa. Porque en todo esto como bien sabes hay mucha picaresca. Lo mejor es que no te dejes llevas por eslóganes ni leyendas porque, que un alimento sea bajo en sal no significa que no la lleve. Y que aparezca sin azúcares añadidos no lo libera de dulces calorías, solo te dice que no le han puesto más.
Compara y, como decía aquel del detergente, si encuentras algo mejor cómpralo. Así que ve a la compra con el estómago lleno para no comprar con los ojos y con tiempo para utilizarlos echándole un vistazo a la lista de ingredientes para saber en realidad qué estás comiendo.
Mil besos