La realidad es que no había muchas más alternativas para poder competir con relativa normalidad a lo largo de toda una temporada.
Descartado absolutamente ir a jugar al estadio de Cornellà el Prat del Espanyol, la remodelación del Johan Cruyff no era factible porque entre otras razones porque apenas tiene capacidad para albergar incluso con ampliaciones ni siquiera 20.000 aficionados.
Por tanto la única opción real era trasladarse al icónico y emblemático estadio de la montaña de Montjuic donde la capacidad será mucho más alta que en otros estadios y la posibilidad de que acudan más socios del Barcelona será también más alta. Es evidente, que no resuelve todos los problemas para el Barcelona pero, posiblemente, sea el menor mal. Los inconvenientes no se le escapan a nadie: la pista de atletismo que separa la grada del césped restará presión a los rivales y no ayudará tanto el ambiente de la grada como podría ocurrir en el estadio del Camp Nou en condiciones normales. Y por supuesto los accesos hasta Montjuic.
No es igual ir a las Corts y al Camp Nou que subir hasta la montaña con la distancia y dificultad que todo ello conlleva. Es obligación del Barcelona y de los organismos públicos mejorar el transporte público a Montjuic. Esta es una situación social importante como son los partidos del fútbol club Barcelona.
Además está la cuestión de los hábitos y las costumbres de los aficionados. Habituados a desplazarse al cercano Camp Nou día tras día durante los últimos casi 60 años, ahora de repente, tendrán que cambiar sus rutinas y desplazarse incluso en el frío invierno hasta la montaña mágica. A buen seguro que frenará muchos de los aficionados asiduos diariamente a los partidos del Barcelona pero es el peaje que hay que pagar por reformar en condiciones un estadio que se ha quedado envejecido. A todo ello hay que unir que aunque puedan acudir más aficionados que a otros estadios, cada partido, quedarán fuera miles de socios con su abono que a buen seguro hubieran querido ir a presenciar sobre todo los enfrentamientos de máxima rivalidad con el Real Madrid, con el Atlético de Madrid o con el mismísimo español. Pero no se puede tener todo de la misma forma que el Real Madrid acertó plenamente aprovechando la pandemia para reformar su estadio y convertirlo en uno de los más modernos del fútbol europeo, la falta de previsión y dificultad económica en el Barcelona retrasada constantemente ha imposibilitado que aprovechar un momento crucial y clave de vacío en las gradas para ir avanzando las obras de las tribunas. Pero eso ya no tiene remedio y lo menos malo para el Barcelona parece ser es jugar en el Estadio Olímpico de Montjuïc.