Los océanos esconden tesoros culinarios que han deleitado paladares a lo largo de la historia, y uno de los más exquisitos es, sin duda, el erizo de mar. Este pequeño habitante de las profundidades marinas es venerado en la alta cocina por su sabor único y sus propiedades gastronómicas excepcionales.
El erizo de mar, conocido científicamente como equinoideo, sorprende a los amantes de la gastronomía con su sabor intenso y delicado a la vez. Su carne anaranjada, ubicada en la cavidad de su caparazón espinoso, ofrece un festín de sabores marinos que evoca el frescor del océano. Fernando Chang, chef del restaurante Hotaru de Madrid ha epxlicado en ‘Gente viajera Catalunya’ cómo lo prepara, ahora que está en plena temporada. En su caso, lo traen de Galicia y Canadá y cada variedad tiene particularidades gastronómicas diferenciadas.
La textura del erizo de mar es una de sus características más distintivas. Su carne, suave y cremosa, se deshace en la boca, proporcionando una experiencia sensorial única. Este aspecto sedoso añade una dimensión especial a platos que van desde sushi hasta cremosas sopas de marisco.
Además de ser un manjar delicioso, el erizo de mar es una fuente rica en nutrientes. Contiene proteínas de alta calidad, ácidos grasos esenciales, zinc, yodo y una variedad de vitaminas, incluyendo la vitamina B12. Esta combinación hace que el erizo de mar sea una opción saludable y equilibrada para aquellos que buscan disfrutar de la buena cocina sin sacrificar la nutrición.
La versatilidad del erizo de mar en la cocina es asombrosa. Desde ser un ingrediente estrella en la preparación de sushi y sashimi, hasta realzar la cremosidad de las salsas o convertirse en el toque gourmet de una pasta, este pequeño tesoro marino se adapta a una amplia variedad de platos, proporcionando complejidad y profundidad de sabor.