Los conventos de clausura siguen guardando tesoros desconocidos que, con el paso de los años, terminan por salir a la luz. Éste es el caso de la Santa Espina, perteneciente a la corona de Cristo, que desde 1596 ha sido venerada por las monjas del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, en Valladolid.
Ahora, los responsables del museo han decidido exhibir la importante reliquia y estudian la mejor manera para que el público pueda admirarla, a partir de un notable trabajo de orfebrería y de su instalación bajo el templete de Bernini del propio edificio.
Según desveló en Más de Uno Valladolid el director del Museo de San Joaquín y Santa Ana, Jesús del Río, las monjas están sorprendidas por la repercusión de la noticia y ahora se abre un nuevo trabajo de investigación, para conocer cómo esta reliquia, la quinta Santa Espina de la provincia de Valladolid, llegó al monasterio.