La Junta de Explotación del Sistema Pisuerga-Bajo Duero, celebrada esta semana, ha servido para constatar que los embalses de Aguilar, Cervera y La Requejada han tenido el peor mayo de la historia en lo que a entradas de agua se refiere. Al mismo tiempo, se han producido importantes consumos a lo largo de abril y mayo, consecuencia de las elevadas temperaturas y de la ausencia de precipitaciones.
La sucesión de tormentas a partir del 26 de mayo no se ha traducido en aportes relevantes a los tres pantanos, aunque tampoco ha habido un gran consumo de agua, gracias a unas temperaturas más suaves, que se suman a algunas precipitaciones dispersas.
Para el presidente de la Comunidad de Regantes del Canal del Pisuerga, Luis Alberto Nebreda, “ahora mismo se antoja difícil llegar hasta el final de campaña, con lo que será fundamental la evolución meteorológica del verano”.
La Junta de Explotación finalizaba con un doble acuerdo: los regantes se comprometían a reducir los consumos para determinados cultivos, tratando de salvar otros, con la contrapartida por parte de la CHD de permitirles prolongar el riego hasta finales de septiembre.
Ese compromiso es más sencillo de cumplir para los regantes del bajo Duero, que reciben aportes de agua desde diferentes orígenes, pero resulta más oneroso en el caso de los regantes repartidos entre el embalse de Aguilar y la localidad palentina de Torquemada, puesto que dependen exclusivamente del agua de los embalses.
“Por esa razón estaremos muy vigilantes respecto a salidas de agua, para asegurarnos de que se cumple ese compromiso; denunciaremos todo lo que se haga mal, del mismo modo que aplaudiremos todo aquello que se haga bien”, advierte Nebreda. Es un compromiso de los responsables de la comunidad de regantes, “pero en el que se sienten involucrados todos y cada uno de los agricultores”.
3.500 metros cúbicos por hectárea
La dotación para el regante del sistema sigue siendo de 3.500 metros cúbicos por hectárea, aunque Nebreda lamenta la paradoja de que este año se haya desembalsado agua durante el invierno en algunos ríos para ahora establecer restricciones, como ha sucedido en el Carrión.
“No se puede gestionar un embalse tan importante en función de los porcentajes de llenado que hay en un momento dado, puesto que hay que tener en cuenta otros datos, como la
previsión de agua aportada por el deshielo, que este año es inexistente, o las previsiones meteorológicas”, lamenta el representante de los regantes.
También se muestra crítico con la lentitud en la toma de decisiones por parte de la CHD, desde que se toman datos y, por ejemplo, se declara el estado de alerta hasta que se adoptan medidas. “Es un proceso muy lento y el sector requiere una actitud más diligente por parte de la Confederación, o de las administraciones en general”, recalca.