Las víctimas suelen ser empleados de los negocios que ostentan alguna responsabilidad cuando el propietario no se encuentra físicamente en el establecimiento.
Los presuntos estafadores, siempre vía telefónica, contactan con los trabajadores y establecen con ellos una relación de confianza, haciéndose pasar por gestores o colaboradores del negocio. Previamente, se han informado a través de las redes sociales de los datos de los titulares y empleados del establecimiento, información comercial y, sobre todo, de donde pudieran encontrarse físicamente los responsables en cada momento. Con estos datos, establecen una relación de cordialidad y confianza con los empleados, los cuales dan por hecho que sus jefes tienen conocimiento y relación con los interlocutores. A su vez, les solicitan un pago urgente, que no pueden demorar, ya que se requiere para realizar una emisión de documentos o entrega urgente de un paquete ficticio al propio establecimiento. El empleado alertado por la premura y como no puede contactar con su jefe, (el cual entiende que está al tanto de la situación), procede a realizar el pago.
En algunos casos, aunque intentan verificar lo informado, tienen bloqueadas las líneas telefónicas, ya que los estafadores también están contactando con el responsable fingiendo ser la empresa de paquetería u otro proveedor.