Julián Muñoz, ganadero de Campo de Criptana, estuvo en esta reunión. Reconoce en Onda Cero que la situación es grave y que los ganaderos están hartos.
Son varios miles de animales que han tenido que ser sacrificados en los cuatro focos de viruela ovina y caprina que se han detectado en Alcázar, explotaciones que pueden suponer ahora la ruina para sus propietarios.
Muñoz asegura que los ganaderos están indefensos y cree que la administración tenía que haber informado antes, cuando apareció el primer foco de contagio.
Lo que piden ahora es que se hagan controles más estrictos y severos para evitar la propagación de la viruela.
Por cada animal sacrificado los ganaderos reciben una media de 80 euros como indemnización. En este sentido, Julián Muñoz pide que las ayudas lleguen cuando antes.
Y es que, en su opinión, como este problema sanitario no se controle se puede dar la paradoja de que los ganaderos que ven como sacrifican a todos los animales estén en mejor situación que aquellos, como es su caso, que deciden seguir y repoblar las explotaciones con nuevas cabezas.