'La montaña'
✍ Por Román Pérez González
Crecí oyendo las historias que Juanito Oyarzábal le contaba a De La Morena, de enano palabras como campamento base o nombres locos de montañas épicas se convirtieron en parte del imaginario, yo estaba medio dormido en aquellas horas, pero al oír aquellas charlas heroicas siempre me venía a la cabeza lo que debían sentir al lograrlo, al verse en la cima, destrozados, felices, pensando en el camino, en la felicidad de ese momento, en la bajada que se venía, en el nivel de fuerzas para afrontarla, en sus temores, en esa soledad, en ese peligro controlado.
Kirian Rodríguez volvió a jugar y sólo él y su familia saben la montaña que han subido para llegar a este punto. Los quiebros, las dudas, la incertidumbre hasta que la jodida nube negra se disipa porque irse, realmente, ya nunca se va, siempre tienes la mosca detrás de la oreja, se avanza, pero con una mochila detrás, distinta, esa mochila que llamamos vida o experiencia dependiendo del día y del ánimo ya va contigo a todos lados. Kirian regresó y ese hecho es en sí mismo ya una auténtica maravilla.
El año ya está hecho en lo importante para la UD, pero es que además de ser un ejemplo en su discurso, un modelo en su comportamiento, en su desempeño, en el fútbol, Kirian Rodríguez es un portento, un elegido en su puesto, un auténtico titán, una pieza esencial, clave, volvió y con él apareció la luz en un partido que estaba siendo muy plano, un tostón, sin eufemismos, uno más de una UD que marcó en su único tiro entre los tres palos en un cabezazo de Sergio Barcia. En veinte minutos se generó más fútbol que en muchos de los 90 anteriores.
Una intención distinta, el líder estaba y con él la UD es mejor equipo porque su presencia da sentido al resto. Él, peleando por encontrar su forma ya es un distinto en una categoría tan loca que una UD con más puntos que juego, rácana por momentos, sin ideas, previsible, con un Horkas absolutamente decisivo hoy, se puede poner primera de manera provisional si gana en Granada el próximo viernes. Queda un mundo, pero ya estamos todos. Ya está con nosotros el mejor de todos.
