El jurado popular ha declarado no culpable al acusado del crimen de Es Carnatge, quien se enfrentaba a 20 años de prisión por supuestamente asesinar a un hombre y luego prender fuego a la chabola en la que vivía para ocultar el crimen.
Los nueve miembros del jurado, que han deliberado desde el pasado martes, han considerado por cinco votos a cuatro que no existen pruebas suficientes para condenar al sospechoso y, por lo tanto, que debe ser absuelto del delito de asesinato del que estaba acusado.
Entre otras cosas, han valorado que las pruebas no permiten determinar con seguridad que el acusado estuviera en el lugar de los hechos la noche en la que murió la víctima, dado que no es posible certificarlo en base al posicionamiento de su teléfono móvil, y que tampoco ha quedado acreditado de forma "convincente" el motivo por el que se podría haber producido el crimen.
Para emitir su veredicto de no culpabilidad, los miembros del tribunal popular también han tenido en cuenta que nos se halló el arma con la que supuestamente se mató a la víctima y que no se puede verificar que el coche que se grabó en las inmediaciones del lugar de la muerte fuera del acusado o estuviera ocupado por él.
El escenario de la muerte, han defendido, "fue alterado por terceros y no fue conservado debidamente" y en él tampoco se encontraron objetos o pruebas que relacionen al procesado. Las declaraciones de los testigos, por su parte, fueron "contradictorias y poco claras".
UNA HORA DE INCERTIDUMBRE
Después de que el portavoz del jurado popular leyera el veredicto y expusiera los razonamientos que les han llevado a considerar la no culpabilidad del sospechoso, la fiscal ha solicitado un receso para aclarar un punto.
A su parecer, tal y como estaba redactado, en un momento los miembros del jurado parecía que decían que no se podía probar que el acusado condujera el vehículo sospechoso que se identificó en las inmediaciones del lugar y en otro --siempre según su interpretación--, que sí lo conducía.
Aproximadamente una hora después, en la que las partes han expuesto sus controversias, los jurados han regresado a la sala, se ha subsanado el defecto en la redacción y el magistrado presidente del tribunal la Audiencia Provincial de Palma ha dictado una sentencia absolutoria de forma oral.
De este modo, el hasta ahora acusado, quien se encontraba en prisión provisional desde hacía más de dos años --febrero de 2023--, ha quedado en libertad.
LOS HECHOS Y EL JUICIO
Los hechos se remontan a la madrugada del 25 de enero de 2022, día en el que se tuvo conocimiento de la muerte de un hombre en el interior de una chabola incendiada en es Carnatge (Palma).
Aunque inicialmente la muerte parecía haberse producido de forma accidental por la mala combustión de una estufa, tras confirmarse la muerte violenta la investigación culminó con la detención, en febrero de 2023, de un hombre de 32 años y origen español.
La Fiscalía pedía para él 20 años de prisión como supuesto autor de un delito de asesinato al considerar que la investigación fue "impecable" y permitió acreditar los hechos pese a la falta de testigos.
La fiscal basó su acusación, entre otras cosas, en la convicción de que el procesado era la única persona con la que la víctima tenía problemas y que su teléfono era el único que se posicionaba en el lugar y en el momento del supuesto crimen.
La acusación particular, que representaba a la familia, pedía 25 años de prisión al considerar que, además de cometer el asesinato, había ocultado el cadáver. Consideró que el acusado, al negar la autoría de los hechos y asegurar que se vio sometido a "una trampa", había tratado de "tomar el pelo" a los miembros del jurado.
La letrada de la defensa, en cambio, reclamó desde un primer momento una sentencia absolutoria al considerar que la investigación había estado sesgada y llena de "elucubraciones". El atestado policial, ejemplificó al final del juicio, omitió información sobre objetos hallados en el lugar de la muerte y grabaciones de cámaras de seguridad. "No hay ni una sola prueba directa. Solo hay indicios y los indicios también tienen que probarse", sostuvo.
El acusado, que fue el último en declarar, dijo que la última vez que vio a la víctima, con quien mantenía una relación cordial y a quien visitaba de vez en cuando, había sido unas semanas antes de los hechos. También negó que el vehículo que aparece en las cámaras de seguridad fuera suyo y aseguró que declaró "muy presionado" ante los investigadores. "Me decían que me iban a ayudar y como un imbécil me lo creí", lamentó.
Además de a su letrada, el procesado contestó a una veintena de preguntas que le formularon los miembros del jurado que este jueves le ha considerado no culpable de los hechos que se le imputaban.