Un estudio en el que participa ASINCAR confirma que es un sector agroalimentario en auge. Cada vez más explotaciones ganaderas recurren al caballo como actividad secundaria o complementaria. El precio que se paga por kilo de carne está aumentando y eso hace que sea más rentable.
El caballo cuya carne se come es, en gran medida, criado específicamente para ello. No hablamos de caballos en general.