Nadie apostaría a los 28 minutos del partido que disputaban Real Oviedo y Huesca que el conjunto oscense maldeciría el resultado final por sentir que sumaba menos puntos de los que sintió merecer, pero esa fue la realidad. Del contundente 3-0 de los azules en media hora brillante, se pasó a un 3-3 con sensación de quedarse cortos. Fue una nueva oportunidad perdida de acercarse a la zona de playoff y una sensación amarga que puede hacer daño en la tropa oviedista.
No hay un solo pero que poner a los primeros 30 minutos del Oviedo. Mejor disposición, mejor actitud y acierto. Borja Bastón, Obeng y Carlos Isaac redondeaban lo que e anunciaba como una tarde plácida en el municipal ovetense, ante uno de los gallitos de la categoría.
Pero antes del descanso, Darío Poveda aprovechó un desajuste defensivo azul y dio oxígeno a su equipo para afrontar el segundo acto con otra cara y con la sensación de que podían pescar en las aguas del Oviedo.
Y así fue. Tras un primer aviso bien solventado por Femenías, el meta balear dejó mucho que desear en un disparo lejano de Seoane que significaba el 3-2 y la sensación generalizada de que el 3-3 era inevitable. Y lo fue. Un central, Igansi Miquel, provechó el enésimo balón mal despejado en defensa para igualar el encuentro.
Hasta el final, el Oviedo no dio señales en ataque y siguió sufriendo en defensa, así que casi dieron por bueno el punto sumado. Fue un cambio inexplicable, aunque el potencial del Huesca tuvo mucho que ver en el desarrollo y el desenlace del encuentro.
Ahora, los azules se quedan a tres puntos de la sexta plaza, que ocupa la Ponferradina que jugará esta noche frente a la Real Sociedad B, pero son undécimos en la tabla lo que complica las opciones de forma notable. La próxima parada liguera será el domingo a las 16.00 horas en El Plantío frente al Burgos.