No era una empresa sencilla pero el Real Oviedo se la complicó aún más. Los azules se olvidaron de su versión más aguerrida para conceder en exceso ante un rival como el Leganés que se llevó los puntos del Carlos Tartiere sin grandes alardes, pero mostrando una efectividad muy superior a la de los azules.
De nuevo, los carbayones dejan pasar un tren para engancharse a la zona alta de la tabla y parecen resignados a luchar por alcanzar una permanencia sin sobresaltos, objetivo mucho más realista en vista del potencial del conjunto azul.
Apenas hubo duelo. El 0-1 de Javi Hernández, otro jugador con pasado oviedista que castiga al equipo, dejó claro que la empresa de ayer iba a ser muy complicada. Una llegada de Borja Sánchez y otra de tejera, pero sin que Cuéllar tuviese que intervenir fue el bagaje ofensivo de los de Ziganda en el primer tiempo.
Tampoco mejoraron las cosas tras el paso por el vestuario. El Leganés volvió a golpear con el segundo gol de Javi Hernández y sólo un penalti muy riguroso por manos de un zaguero de los madrileños permitió a Tejera poner el 1-2 y soñar con otra remontada al estilo del día del Mallorca, pero se quedó en intento.
Christian Fernández fue expulsado, tras ver dos tarjetas más que rigurosas, y dejó al equipo con pocos recursos para la reacción. Pese a todo, un cabezazo de Grippo se estrelló en el larguero cuando apenas quedaban dos minutos para el final y ahí murieron las ilusiones de sumar frente a otro candidato al ascenso. El tercer gol de los pepineros se quedó en anécdota en el tiempo de prolongación.
Ahora, el equipo debe mirar al siguiente compromiso que le llevará a jugar el sábado en el campo del líder. El Mallorca supondrá una nueva prueba de fuego para el Real Oviedo que recalcula su situación y se centra en alcanzar la permanencia lo antes posible para no vivir sobresaltos y poder pensar y planificar con calma la próxima campaña.