Los primeros refugiados ucranianos podrían llegar esta misma semana a Aragón. Por eso, instituciones y entidades sociales siguen trabajando y colaborando para establecer esa red de acogida. Por ejemplo, los ayuntamientos de la Comunidad Autónoma ya han dado a conocer al Gobierno autonómico los recursos de los que disponen para atender esta emergencia humanitaria.
El presidente de la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias, Luis Zubieta, señala que los ayuntamientos estarán a la altura para acoger a los refugiados. Además, cree que alguno de ellos podría establecerse definitivamente en nuestro territorio y frenar así el problema de la despoblación.
Afecciones al sector del vino
En este mundo tan global, la guerra en Ucrania ya está generando un impacto en sectores muy concretos de la economía. Por ejemplo, en las exportaciones de vino. En el caso, de Aragón ambos países del Este eran de los principales clientes de nuestros caldos.
En la Denominación de Origen Cariñena, Bodegas San Valero produce 11 millones de botellas anuales en 35 países, de ellos Rusia era el quinto consumidor. Su director de marketing, Javier Domeque, señala que la guerra ha paralizado todos los pedidos y temen que el conflicto bélico afecte a las relaciones comerciales con otros países europeos o asiáticos.
El sector primario acusa el aumento del precio del gasoil
Además de generar la mayor crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial, el conflicto en Ucrania va a afectar al suministro del petróleo y del gas exportado por Rusia. El sector primario aragonés advierte de que los costes de producción de las explotaciones, disparados ya antes de esta crisis, van a seguir aumentando. El año pasado los agricultores y ganaderos echaban gasoil a 55 céntimos y ahora, el precio ha subido por encima del euro.
Además, en los últimos doce meses han pasado de pagar 350 euros por tonelada de abonos, a pagar más de 900. El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores, José Manuel Roche, señala que la situación es insostenible para las explotaciones porque además, el precio que reciben por sus productos no compensa el aumento de los costes.
