Las tajaderas ya han empezado a bajarse en huertos de Cadrete, Cuarte o María de Huerva, donde los efectos de la sequía han empezado a notarse; aunque el presidente de la Asociación de Hortelanos, Cristóbal Omedes, señala que la situación no es muy diferente a la de hace un año, y augura que al igual que en 2022, en agosto sufrirán las peores consecuencias si no llegan unas lluvias que parecen poco probables.
Omedes señala que el panorama es menos pesimista en aquellas fincas que cuentan con acuífero, aunque extraer el agua de los pozos requiere de un gasto extra de electricidad o gasóleo que reduce una rentabilidad que ya está muy mermada por el importante aumento de los costes de producción que acumulan desde hace más de un año.
En este escenario, los hortelanos advierten de que será difícil encontrar productos como borraja de verano o pepino de Zaragoza, cultivos que requieren un riego generoso que no está, ni mucho menos, garantizado. Algunos productos autóctonos escasearán, mientras que otros, como el pepino, llegarán de fuera de Aragón e, incluso, de España.