Una investigación realizada desde los departamentos de varios grupos de diferentes universidades ha concluido que hace 7.500 años, en el Pirineo central, ya se consumía productos de cerdo, lácteos procesados y las ovejas eran la principal fuente de carne y leche. Pilar Utrilla, del Instituto de Investigación en Patrimonio y Humanidades de la Universidad de Zaragoza es una de las investigadoras de este estudio y explica que estos descubrimientos son una revolución.
Hasta ahora se creía que fue al final del Neolítico y comienzo de la Edad de los Metales cuando se empezaba a consumir carne y productos secundarios. Sin embargo, se ha demostrado, por los restos encontrados en las cerámicas de la Puyascada y de la Cueva de Chaves, que consumían lácteos de oveja, de cabra e incluso restos de grasa de cerdo a comienzos del neolítico.
Pilar Utrilla asegura que de la Cueva de Chaves se puede sacar mucha información ya que tiene la cronología más antigua de la Península Ibérica, la misma que las cuevas de Alicante o alguna de la costa catalana. Los restos de fauna de la cueva aragonesa triplican a los de la mayor de las cuevas encontradas. Cuenta con 11.000 restos y 1.200 son sólo de cerdo, aunque el 90% de los restos son de ovejas y cabras.
A través de los estudios que se están realizando, el investigador Alejandro Sierra ha concluido que los animales estarían ya estabulados en esta época, al menos parte de ellos, ya que se controlaban los partos de las ovejas. No todas las ovejas parían en primavera, sino que se controlaba y se espaciaban los nacimientos a lo largo del año.
Este trabajo de investigación ha sido desarrollado por las prehistoriadoras de la Universidad de Zaragoza Pilar Utrilla, del Instituto de Investigación en Patrimonio y Humanidades (IPH) y Lourdes Montes, del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA), así como por investigadores y químicos de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad de Estrasburgo (Francia).