Hace ya unos años, las cachimbas y pipas de agua llegaron como algo exótico, pero poco a poco han ido ganando adeptos hasta ser habituales en muchos bares y locales de ocio. Al igual que pasa con los vapeadores, no se tiene la sensación de que puedan ser tan perjudiciales para la salud como lo es el tabaco, pero sí lo es. Los expertos aseguran que una sesión de cachimba equivale a inhalar 200 veces el humo de un cigarrillo.
Manuel García de la Vega, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria, advierte que cualquier forma de tabaco tiene una alta relación con la posibilidad de tener cáncer, incluso más que el cigarrillo convencional porque el humo de las cachimbas contiene un alto nivel de monóxido de carbono, metales pesados y sustancias cancerígenas, lo que puede provocar no sólo cáncer sino también EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
Riesgos a los que se suman las infecciones que se pueden generar al compartir boquilla para fumar. Para el doctor García de la Vega, es un problema de salud pública porque no sólo afecta a los fumadores de cachimba sino también a las personas que les acompañan, fumadores pasivos. Y en este aspecto pone la atención en los menores de edad, ya que ahora se inician en el tabaco en trono a los 13 años.
El doctor explica que, precisamente, los riesgos de cachimbas sin tabaco o los vapeadores, suponen un proceso de iniciación a los menores. Asegura que debería controlarse y regularizar la compra de estos dispositivos. En los programas de prevención del tabaquismo, Manuel García de la Vega atiende no sólo a fumadores adultos que son adictos sino también comienza a ver a menores de 18 años.
