En la autopsia se relaciona la muerte con el traumatismo craneocenfálico que sufrió, según las acusaciones, debido a las patadas que el acusado, Rodrigo Lanza, le propinó con saña en la cabeza.
Todos los peritos coinciden en que la fractura principal que tenía en la cabeza no es mortal de necesidad. Los médicos de la defensa creen que el factor clave que causó la muerte fue la parada cardiorrespiratoria que sufrió Laínez y que conllevó maniobras de reanimación de más de 30 minutos. Una circunstancia agravada por los antecedentes sanitarios de la víctima, que tenía obesidad, hipertensión, insuficiencia renal y problemas de corazón.
Estos peritos además han asegurado que la fractura principal del cráneo solo se pudo producir por un golpe en el suelo. Argumentos con los que quieren justificar el homicidio y descartar el asesinato. Sin embargo, los médicos de las acusaciones descartan esa teoría porque no hubo infarto cerebral. Además, la fractura en el cráneo se pudo producir por una patada.
Por otra parte, los forenses han incidido en que no había ninguna lesión defensiva en los brazos o manos de Laínez, y tampoco el agresor tenía heridas en las manos, con lo que ven muy probable que usase un objeto para dar el primer golpe a la víctima.