La existencia de perros abandonados, sueltos, vagabundos, incontrolados y cimarrones, supone un problema higiénico y sanitario, teniendo en cuenta que dichos perros sobreviven en condiciones muy deficientes, y pueden representar un riesgo potencial para la salud humana, al actuar como vehículos de transmisión de graves enfermedades, como la rabia o la hidatidosis. A ello hay que añadir que en el medio rural los perros asilvestrados pueden llegar a provocar grave perjuicios económicos como consecuencia de los ataques a los rebaños de animales domésticos.
Para responder a esta necesidad, y ejerciendo las competencias de la Diputación, en 2015 se aprobó el Convenio Marco de colaboración entre la Diputación Provincial de Teruel y los ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes para la prestación de un servicio de recogida de perros vagabundos en sus municipios. Con este fin, la Diputación de Teruel ha dispuesto este año de un presupuesto de 70.000 euros por anualidad.
El servicio se presta a través de la empresa adjudicataria Comercial Ríos Pascual que mantiene en el centro a los animales que no han sido reclamados por sus dueños y se encuentran bien de salud. Cada año -a excepción del año pasado por la pandemia- se organizan jornadas de puertas abiertas para fomentar la adopción entre los animales recogidos y que se encuentran en las instalaciones de la empresa.