La edificación, la disposición de los elementos y los materiales que se utilizan cambian los grados que hay en la ciudad. Zaragoza tiene un clima extremo: bajas temperaturas en invierno y altas en verano. El director gerente del Colegio de Arquitectos Técnicos de Zaragoza, Lucio de la Cruz, recuerda que desde hace siglos se desarrollan estrategias arquitectónicas para hacer frente a las épocas del año más complicadas. Un ejemplo está en las calles paralelas al Coso, son estrechas por lo que protegen del cierzo en el período invernal y dotan de sombra en la época estival.
Cada vez hay más estudios que alertan de las islas de calor. Son zonas urbanas, como puede ser el centro de la ciudad, que experimentan temperaturas más elevadas que en los barrios periféricos. Este acontecimiento se debe a que en las zonas céntricas hay una menor presencia de vegetación que en las zonas circundantes. De la Cruz explica que, en Zaragoza, se puede encontrar una diferencia de tres o cuatro grados entre las dos zonas.
Los edificios contribuyen a mitigar el calor. El gerente asegura que se están desarrollando estrategias para que, en ciudades con climas similares a Zaragoza, las edificaciones tengan mayor captación solar en invierno y menor en verano. Por el momento, algunos consejos que se deben aplicar para minimizar el calor en los hogares son: evitar el efecto invernadero que pueden hacer los cristales en las terrazas, ventilar las primeras horas de la mañana y procurara no encender electrodomésticos como hornos y planchas.