El Departamento de Sanidad ha tomado la decisión de levantar el confinamiento perimetral de las ciudades de Huesca, Zaragoza y Teruel, pero mantener el confinamiento perimetral de las provincias y de la comunidad, al constatar que la incidencia acumulada en 14 días se mantiene por debajo de los 500 casos por cien mil habitantes y empiezan a descender las hospitalizaciones y la mortalidad.
Aragón ha sumado 326 positivos en las últimas horas y unos 120 fallecidos en la última semana, 70 menos que en semanas anteriores. Aun así, la presión hospitalaria sigue siendo muy alta y el 45% de las UCI están ocupadas por pacientes con coronavirus. Por eso, la consejera de Sanidad, Sira Repollés, ha explicado que la desescalada debe ser lenta y responsable. Si la evolución continúa siendo favorable, no descartan flexibilizar otras restricciones de movilidad, aforos y horarios, antes de Navidad.
De cara a las fiestas navideñas, la consejera no ha desvelado cuál es la posición del Gobierno aragonés en cuanto al límite de personas en las reuniones familiares o el horario del toque de queda. Insiste en que están dispuestos a ceder, con tal de que se pacten unas directrices comunes a toda España. En principio, la movilidad de unas comunidades a otras seguirá restringida hasta que la población se haya inmunizado, aunque se abrirá excepcionalmente en Navidad.
El objetivo es llegar a las fiestas con la mejor situación hospitalaria posible para que un nuevo pico no suponga volver a saturar los centros sanitarios. En cualquier caso, el director general de Salud Pública, Francisco Falo, es consciente de que la relajación de las restricciones se traducirá en una tercera ola de contagios en enero, que para Aragón será la cuarta.
