TUROLENSE ILUSTRE

Antonio Cano y el primer cine club turolense

En Turolenses Ilustres hemos conocido este martes la historia de Antonio Cano a través del vicedirector del IET, Juan Villalba.

Redacción

Teruel | 25.01.2022 15:16

En Turolenses Ilustres hemos conocido este martes la historia de Antonio Cano a través del vicedirector del IET, Juan Villalba que resumía así su vida:

De la importancia de Antonio Cano (Teruel, 1910-Bilbao, 1944) da cuenta el Diccionario de las vanguardias de España (1907-1936) de Juan Manuel Bonet. Por él sabemos que junto con Tomás Seral y Casas –quien le dedicó uno de sus poemas de su libro Poemas del amor violento, 1933- e Ildefonso Manuel Gil, fue editor de los dos primeros números de la revista Noreste, que colaboró en otras como Isla, Pregón literario, Arenal de Sevilla y La voz de Aragón y escribió los libros La triste ciudad de Albarracín (Teruel Imprenta T. Fuerte, 1933), con prólogo de Ildefonso Manuel Gil, de El hombre que no tuvo Ángel de la Guarda (Ciudad Real, Centauro, 1936), El sentido pacifista de la mujer, Conferencias I (Ciudad Real, 1936), Lírica de la ausencia (Bilbao, Álvarez, 1940), Alba sin prisa (Bilbao, Álvarez, 1940), y Elegía a Túrbula (Devocionario de Teruel) (Bilbao, La Editorial Vizcaína, 1941), poemario especial patrocinado por el Ayuntamiento de Teruel y prólogo del turolense de Blesa, Miguel Artigas, quien fuera Director de la Biblioteca Nacional, Director General de Bibliotecas y Archivos y académico de la Lengua.

De él también se ha ocupado José Enrique Serrano Asenjo en un artículo titulado “Antonio Cano, un vanguardista en el Teruel de los años treinta” (Turia, núm. 19, marzo 1992), sin duda el trabajo hasta la fecha de mayor calado, especialmente centrado en sus novelas El hombre que no tuvo Ángel de la Guarda y Elegía a Túrbula, si bien son citadas otras muchas obras del poeta como La casa de los ruidos, El fantasma de la Andaquilla o La leyenda del Peirón. Serrano esboza un análisis de su producción poética y estudia someramente componentes esenciales de suconcepción estética, en especial la perfecta convivencia de tradición y vanguardia en sus escritos.

En los periódicos de la época, se pueden encontrar otros títulos suyos, como el libro de ensayos humorísticos, Tobbogan (parece ser que no vio la luz) y también Quimera de amor, una novela escrita en colaboración con Julio Catalán ambientada en Teruel.

El bibliófilo y escritor José Luis Melero le dedicó otro artículo titulado”El Albarracín de Antonio Cano” (Turia, núms. 66-67, noviembre 2003, también publicado en su libro El lector incorregible, Xórdica, 2018)), dedicado en su integridad a presentar su citado libro La triste ciudad de Albarracín.

Antonio Cano no solo fue escritor, cultivó también el humorismo gráfico y la caricatura con gran maestría, como se puede apreciar en las numerosas muestras presentes en la prensa de la época.