La mascarilla deja hoy de ser obligatoria en interiores, salvo en el transporte público, hospitales, residencias o centros sanitarios. Al margen de estos lugares, la consejera de Sanidad, Sira Repollés, cree que los ciudadanos, por sentido común, saben dónde será necesario seguir llevándola por precaución.
La Universidad de Zaragoza la sigue recomendando hasta final de curso. En las grandes empresas, los servicios de prevención de riesgos, tras leer la letra pequeña de la orden aprobada, deciden si se mantienen las mascarillas en función de la ventilación o capacidad de mantener distancias de seguridad.