Reyes se fue entre aplausos. Los mismos que cuando jugaba pero más rotos. Se fue entre vítores. Los mismos que cuando corría la banda pero más temblorosos. Su generosidad, su sencillez y esa sonrisa que solo rompió la mala suerte, fueron su bandera. Y ahora la ondean sus hijas, su niño que revienta la pelota igual que él, su esposa, sus padres... su gente. Los que le querían, le lloran. Los que no le conocían, también. Un año desde que el kilometro 18 de la carretera que lleva a su pueblo se convirtiera en un triste vórtice que le llevaría lejos de aquí. El "gitano", Jose, quedará en la memoria de muchos, en la retina de tantos, y en la piel de su primo Juan Manuel. Sobrevivió a aquello y juró, como reza su nuevo tatuaje, pelear por él. El accidente le marcó la piel y él decidió marcarla también con la sonrisa de su primo. Por si a alguien se le olvida.