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El más viejo del lugar

El Castaño Santo de Istán sigue atrayendo a turistas y deportistas, mientras espera a que se desbloquee el proceso para obtener la denominación de Monumento Natural. Con una edad de entre 600 y 1.000 años, hace no mucho se temió por su vida. Se recuperó felizmente y ahora aguantará otro largo tirón, si los temidos fuegos le siguen respetando. Es un emblema para el pueblo de Istán y un santuario para los ciclistas, senderistas y amantes del trail.

Alfonso Olaso

Marbella | 19.11.2021 12:04

36 grados 36 minutos 47 segundos norte; 5 grados, 1 minuto, 0 segundos oeste. Son las coordenadas de donde está lo que debe ser, con poco margen de error, el ser vivo más viejo de toda la Costa del Sol. Allí está nuestro querido Castaño Santo de Istán, en plena sierra panocha, en un lugar no especialmente visible, al lado de una hondonada a la que se llega por un camino de tierra. Luego un pequeño terraplén y ya estamos.

Historia

No se sabe a ciencia cierta cuántos años tiene el majestuoso árbol que, afinando un poco más, está en la cabecera del Hoyo del Bote. De hecho, los expertos como el jefe de servicio de Espacios Naturales Protegidos de la Junta de Andalucía en Málaga, Miguel Ángel Martín, afinan, como mucho, con una horquilla de 400 años: entre unos 600 y 1.000. Aunque tratándose de tantos, casi da lo mismo.

Hay documentación escrita que nos lleva a darle al menos y con un 99,9% de seguridad, 519 años, los que han pasado desde 1.502 hasta la fecha. Es la primera referencia histórica con que cuenta la cronista oficial de Istán, Catalina Urbaneja. La historiadora matiza no obstante que la el texto alude a un castañar en la zona y no al Castaño Santo como tal, entre otras cosas porque su protagonismo y su nombre son más bien recientes. Sería sorprendente, de hecho, lo contrario; que hubiera notas en aquella época relativas a un árbol que, en buena lógica, no sobresaldría como ahora. No era el único que existía en la zona en los primeros años del siglo XVI, pero sí es el que ha sobrevivido desde que se repartieras las tierras entre los afectados por la revuelta mudéjar de 1501. Los demás fueron muriendo por no cuidarlos. Desde entonces ha debido tener una vida tranquila, cree Miguel Ángel Martín, ha podido recibir toda la luz que ha querido y de ahí que su majestuosidad se haya desplegado a lo ancho y no hacia arriba como ocurre con los castaños y otros árboles que están más juntos unos de otros y deben estirarse para recibir los rayos del astro rey.

Esperando para ser Monumento Natural

Como las tradiciones, el amor por el Castaño Santo ha ido pasando de padres a hijos, una generación panocha tras otra. Es todo un emblema de Istán. Ahora se encuentra inmerso en una polémica que está dificultando su declaración como Monumento Natural. El camino, recuerda el alcalde panocho, José Miguel Marín, comenzó hace ya 10 años, cuando Ayuntamiento y Junta de Andalucía tuvieron un primer contacto para iniciar el proceso. Pero enseguida se toparon con un problema que aún no está solucionado: uno de los propietarios del terreno no está de momento por la labor de autorizar a que se intervenga oficialmente sobre el árbol.

Una vez se desbloquee el proceso, todas las partes aportarían para que el Castaño Santo perdure lo máximo posible. Se podría seguir visitando, pero de una manera más ordenada. Su vida mejorará cuando se desbloquee el proceso. Cuanto antes, mejor. No es que esté mal del todo, pero el paso de los años le afecta como a cualquier otro ser vivo.

Santuario

Meliche, primer merendero, venta Quemá, segundo merendero y Castaño Santo. El majestuoso árbol se ha convertido en lugar casi de culto para ciclistas, senderistas y amantes del trail. Y conforme a toda su historia, llegar hasta él lleva su tiempo. Pero merece la pena el esfuerzo, como cuenta el triatleta y bloguero, Eduardo Mateos. Y ya no es sólo el propio Castaño Santo. Llegar hasta él es en sí un atractivo por la naturaleza que pasa por debajo de las ruedas o la suela de las zapatillas. El paisaje va cambiando a cada paso.

El apellido

Cerrando el círculo llegamos a la otra gran incógnita sin resolver, aunque sobre esta hay alguna teoría. ¿Por qué el Castaño se apellida Santo? Parece, según dicen, que el Rey Fernando el Católico celebró una misa debajo de sus ramas.