Marbella es la locomotora de la Costa del Sol, pero no tiene tren. Esa descripción que hizo años ha el ahora coordinador general del PP en tiempos de su presidencia en Diputación, Elías Bendodo, sigue siendo paradójica. Y tiene pinta de que queda bastante.
No se olvida nadie. Al menos, no debería. Que la única población de más de 100.000 habitantes de España a la que no se pueda llegar en ferrocarril sea una de las más turísticas del país, tiene narices. A la o las otras que la acompañan en cabeza, por cierto, tampoco se puede llegar en tren. Pero porque son islas.
El caso es que aparece en los distintos planeamientos urbanísticos conforme se van elaborando y tramitando, porque, siguiendo con lo de la memoria, y como dice el director general del Ayuntamiento, José María Morente, así no se olvida. Que quede constancia escrita o pintada, usando el argot propio del sector, y luego ya se verá cómo y por donde encarrilar el asunto.
Que ésa es otra. Porque llega con tanto retraso que ahora lo que la realidad pide es que ya no sea uno, sino dos: cercanías y alta velocidad. Por lugares distintos.
No parece tan difícil.