Más ocupadas, siendo más caras, y generando un gasto superior que en 2022 y, sobre todo -seguimos con la referencia estrella en algunos sectores o segmentos-, que en 2019. En resumen, las viviendas de uso turístico de Marbella terminaron así el pasado año.
Se aprovecharon de su calidad, que también ha aumentado, en temporada alta. Lo hicieron del cierre de hoteles en temporada baja. La desestacionalización también asoma por aquí. Porque cada vez más, según aseguran los profesionales, la forma en que gusta viajar a los turistas, beneficia a esos alojamientos. Son necesarias, por tanto, continúan en su argumentación, todas las que hay; quitando a Sevilla capital, donde más de Andalucía.
Luego hay datos que no dejan de entrar en eso de lo que es lógico, como que el turista alojado en la ciudad fue el que más se gastó de toda la comunidad, en sintonía con lo de la calidad que decíamos, aunque, matizan, ahora ya no se asocia ese concepto a los más pudientes. Para entendernos: las casas mejor preparadas, o concebidas, o cuidadas, están al alcance de más gente que antes.
No parece tan difícil.