Durante períodos de esfuerzos intensos, como puede ser la Semana Santa, estas condiciones crónicas suelen agravarse al realizar esfuerzos repetitivos, como al cargar tronos o participar en las procesiones, lo cual supone una gran presión para las articulaciones. “La repetición constante de movimientos y el esfuerzo físico intenso propio de procesionar los tronos, pueden acelerar el desgaste articular y aumentar el dolor y la inflamación, empeorando especialmente complicaciones como la artrosis de rodilla o la fascitis plantar y, en este sentido, la radioterapia se presenta como una alternativa valiosa dentro del amplio arsenal terapéutico disponible, especialmente para aquellos pacientes cuya patología no responde bien a los tratamientos convencionales”, expone la doctora África Fernández, coordinadora de la Unidad de Radioterapia Aplicada a Patologías Benignas del Hospital Quirónsalud Málaga.
Este grupo de patologías -continúa diciendo- “se puede tratar de manera eficaz con radiaciones a dosis bajas cuando otros tratamientos no son efectivos. Se ha demostrado que, administrando sólo seis sesiones de 10 minutos en días alternos durante dos semanas, podemos conseguir un efecto antiinflamatorio a largo plazo con nula toxicidad; reduciendo así el dolor, recuperando la funcionalidad de la articulación afectada, reduciendo la ingesta de fármaco e incluso retrasando la necesidad de una posible prótesis”.