La vida de Juan José y Belén, un matrimonio gaditano y sus tres niñas, ha dado un giro de 360 grados. Desde hace poco más de una semana han recibido en su hogar a Natasha, una mujer ucraniana que ha huido de la guerra que azota su país con sus dos hijos dejando su vida atrás. El vínculo de esta pareja con Natasha es muy fuerte: la familia acogió a la hija mayor en navidades dentro de un programa de acogida de niños de zonas con problemas y desde entonces los vínculos con su familia ucraniana.
Al comenzar la guerra en Ucrania, este matrimonio gaditano no lo dudó y comenzó a hacer los trámites para facilitar la llegada de Natasha y sus hijos a Cádiz. Esta familia de ocho ya es un núcleo fuerte multicultural: la hija mayor de Natasha ya está integrada en el nuevo colegio y Natasha y su hijo menor están poco a poco integrándose en la ciudad de Cádiz.
El mestizaje cultural, una oportunidad
La integración de Natasha y su hijo menor es el reto y la oportunidad para esta familia ampliada. A través de pictogramas están aprendiendo poco a poco español y, aunque durante los primeros días se están comunicando a través de traductores móviles, confían que poco a poco aprendan más palabras en castellano. La sintonía es plena: ambos núcleos familiares están aprendiendo mucho uno del otro a través de la gastronomía y las costumbres diarias. Aunque Natasha y su familia quiere volver a su país natal, por ahora eso no es posible pero la integración será plena de esta familia ucraniana que viene a su tierra de adopción huyendo del terror de la invasión rusa en Ucrania.