Miguel Ángel Gallardo ha presentado este lunes su dimisión como secretario general del PSOE de Extremadura tras los malos resultados obtenidos por los socialistas en las elecciones autonómicas celebradas este domingo. Sin embargo, el dirigente socialista no renuncia a su acta de diputado en la Asamblea extremeña, una posibilidad que, según ha subrayado, nadie le ha planteado.
Gallardo ha explicado que su decisión de dejar el liderazgo del partido estaba tomada antes incluso de la reunión de la Ejecutiva regional, convocada para analizar unos resultados que ha calificado de "malos, muy malos, sin paliativos". En su comparecencia ante los medios, ha defendido que su dimisión responde a la asunción de responsabilidades políticas y a la necesidad de abrir "un nuevo impulso" que permita al PSOE volver a ser una alternativa de gobierno en Extremadura.
El ya exsecretario general ha insistido en que no se trataba de una dimisión sometida a debate interno, sino de una decisión "absolutamente madurada", tomada en primera persona. A su juicio, este paso atrás facilitará una nueva etapa en la federación socialista extremeña, que quedará ahora en manos de una comisión gestora hasta la celebración del próximo congreso regional.
En ese contexto, Gallardo ha agradecido el trabajo de la dirección saliente y el esfuerzo de la militancia en "un tiempo especialmente difícil", marcado, según ha dicho, por una fuerte presión política y mediática. También ha reivindicado su trayectoria en el partido y ha asegurado haberse dejado "la piel sin descanso" en cada una de las responsabilidades que ha asumido, desde el ámbito municipal hasta la secretaría general autonómica.
Su polémico aforamiento
Pese a su renuncia orgánica, Gallardo seguirá como diputado autonómico. Una decisión que reabre el foco sobre su acceso al escaño, producido meses atrás en un proceso rodeado de polémica. En mayo, anunció que dejaría la Diputación de Badajoz para incorporarse "de forma inmediata" a la Asamblea de Extremadura, pese a haber negado previamente esa posibilidad en varias entrevistas. Entonces aseguró que no quería "salir corriendo a una institución para aforarme" y que prefería esperar a que su situación judicial quedara archivada.
El escaño en la Asamblea conlleva la condición de aforado, tal y como recoge el reglamento del Parlamento extremeño. El 20 de mayo, la diputada socialista Mari Cruz Rodríguez presentó su dimisión y, tras renunciar los cuatro siguientes candidatos de la lista, Gallardo pudo acceder al acta. El Tribunal Superior de Justicia de Extremadura llegó a interpretar estas actuaciones como maniobras "apresuradas" destinadas a facilitar su aforamiento, según recogía un auto judicial.
Tras la dimisión de Gallardo como secretario general, la dirección federal del PSOE ha anunciado el nombramiento de una comisión gestora que se hará cargo de la federación extremeña hasta la celebración del próximo congreso regional. Desde Ferraz, la Ejecutiva Federal ha reconocido "el trabajo y el compromiso" del dirigente socialista y ha asegurado que seguirá trabajando para reforzar el proyecto del partido en la comunidad.
Gallardo, por su parte, ha afirmado que se marcha "con la cabeza alta" y sin sentimiento amargo, pese al dolor por no haber alcanzado los objetivos electorales. Ha reiterado su disposición a seguir colaborando con el partido en aquello que se le pida y ha apelado a la necesidad de renovar el proyecto socialista para volver a conectar con los extremeños que dejaron de confiar en el PSOE en estas elecciones.

