Carlos Alcaraz ha escrito hoy una de las páginas más deslumbrantes en la historia de Roland Garros. Con solo 22 años, el murciano logró una hazaña sobrehumana en la pista Philippe Chatrier: tras ceder los dos primeros sets frente a Jannik Sinner (4‑6, 6‑7 (4)), remontó de forma épica y se impuso por 7‑5 en un quinto set que marcó un antes y un después para su carrera. Con esta victoria, Alcaraz no solo levanta su segundo título en París y su quinto Grand Slam, sino que también se posiciona como una figura consolidada del tenis mundial.
Sinner, número 1 del mundo, parecía encaminarse a su primer Roland Garros con autoridad: dominó los dos primeros sets, mostrándose firme y metódico. Llegó a disponer de tres bolas de partido en el cuarto set, y el estadio parecía inclinarse de su lado. Pero Alcaraz, imparable, se hizo fuerte: ajustó su servicio, apretó desde el fondo y se anotó el tercer set con un 6‑4.
En el cuarto set, con la presión al máximo, Alcaraz levantó el choque erigiéndose ante tres puntos de partido en contra, forzó el desempate y se lo adjudicó por 7‑6 (3). Un golpe maestro que desgarró el muro psicológico de Sinner.
El soberbio cierre del quinto set
El set definitivo fue un despliegue de carácter y temple. Alcaraz mantuvo el dominio, quebró el servicio rival en el momento clave y cerró el partido con un 7‑5 tras cinco horas y media de batalla. Se trata de la final más larga de la historia del torneo (5 h 31 min) y la primera gran remontada desde dos sets abajo en Roland Garros a su nivel de edad e intensidad.
Nunca antes había ganado Alcaraz un partido tras perder los dos primeros sets y solo dos veces un campeón de Grand Slam levantaba la copa tras sobrevivir a bolas de partido, el argentino Gastón Gaudio en Roland Garros de 2004 contra su compatriota Guillermo Coria y el serbio Novak Djokovic en el Wimbledon de 2019 contra Roger Federer.
