El legendario piloto alemán dejó su residencia en Mallorca y se trasladó discretamente en helicóptero hasta Suiza para asistir a un acontecimiento muy especial: el nacimiento de su primera nieta.
La pequeña Millie, hija de Gina Maria Schumacher e Iain Bethke, llegó al mundo el pasado 29 de marzo. El nacimiento fue anunciado por su madre con una tierna imagen en blanco y negro y un mensaje que desbordaba emoción. Pero lo que más sorprendió fue la posible presencia del heptacampeón mundial en los días previos al parto, un gesto que ha conmovido a seguidores y medios de todo el mundo.
Aunque no hay confirmación oficial, el hermetismo que rodea a la familia Schumacher no impidió que el medio alemán Bild informara sobre el viaje del expiloto. Esta visita, más allá de su duración o visibilidad, ha sido interpretada como un símbolo de amor, resiliencia y esperanza en medio de años marcados por la adversidad tras el accidente de esquí que cambió su vida en 2013. Desde entonces, poco se ha sabido sobre su estado de salud, más allá de testimonios puntuales que lo describen como dependiente y sin capacidad de comunicación verbal. En este contexto, la posibilidad de haber compartido un momento tan íntimo con su nieta adquiere un valor inmenso.
La firma del casco
Antes del Gran Premio de Baréin, Sir Jackie Stewart impulsó una emotiva iniciativa benéfica. El tricampeón logró reunir las firmas de los 20 campeones mundiales de Fórmula 1 vivos en un casco que será subastado para recaudar fondos destinados a la lucha contra la demencia. Entre todas, destacó una especialmente simbólica: la de Michael Schumacher. Con la ayuda de su esposa Corinna, el piloto alemán estampó sus iniciales, “M.S.”, en lo que supone su primer gesto público desde el accidente de 2013. Para Stewart, fue un gesto emocionante: “Es fantástico que Michael pudiera firmar este casco en una causa tan valiosa”.
