Mireia Belmonte ha demostrado que es, sin ninguna duda, la mejor nadadora española de todos los tiempos y así lo reflejan sus cuatro medallas olímpicas –un oro, dos platas y un bronce–.
La española, de 30 años, ha tenido muchos retos a lo largo de su carrera, pero este 2021 afrontará uno de los más satisfactorios de su carrera: el de representar a España como abanderada en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Este será el primer desfile para la olímpica, que hasta ahora había priorizado las horas de descanso para competir por las medallas en el ajustado calendario de los Juegos.
Mireia será la tercera mujer española que lleve la bandera de España en unos Juegos, después de que ya lo hicieran Isabel Fernández, en 2004, y Cristina de Borbón, en 1988.
La nadadora ya había asegurado con anterioridad que ser abanderada era "lo más grande para un deportista" y apostaba por que hubiera una tercera en estos Juegos. "Sé que puedo ser yo, creo que tengo un palmarés bastante completo. Y si no soy yo, que lo sea una mujer. Sería un bonito homenaje a todo lo que hemos logrado estos últimos años", argumentaba la campeona olímpica meses antes de su elección.
Al margen de su trayectoria, Mireia Belmonte ha demostrado que también sabe compaginar su dura rutina deportiva con su vida familiar, su pareja, sus aficiones y sus estudios. Descubrimos un poco más sobre la abanderada española en Tokio y sobre su lado más personal.
Encontró su pasión por una prescripción médica
Resulta paradójico que la mejor nadadora española llegara al mundo de la natación prácticamente por obligación, pero así fue. Belmonte, que sufre de escoliosis, se metió en una piscina por primera vez cuando tenía cuatro años por prescripción médica, después de que sus padres decidieran seguir los consejos de los especialistas y la apuntaran al club de Natación de Badalona. Lo que no sabían es que acabaría convirtiéndose en la pasión y el futuro profesional de Mireia.
Además, a estos problemas de espalda se sumaron su alergia la cloro y el asma, algo contradictorio para una deportista que pasa la mayor parte del día en el agua. Sin embargo, la propia Belmonte ha admitido que nadar es su vida y que aún mantiene la ilusión. "Estoy en el alto rendimiento desde los doce años y es lo único que conozco", aseguraba Mireia en una entrevista con el diario El País.
[[H3:Loca por un ‘triunfito’]]
El corazón de la deportista catalana también tiene dueño desde 2019, cuando Mireia confirmó su relación sentimental con el cantante almeriense Ángel Capel. Conocido por su participación en Operación Triunfo 7, en 2009, sigue dedicado al mundo de la música y actúa en el espectáculo 'We dance on movies', que se representa en el parque temático Port Aventura de Salou, en Tarragona.
El triunfito ha sido su principal apoyo durante el último año, muy duro para la nadadora. Mireia ha tenido que superar una lesión de hombro que ha complicado hasta el último momento su presencia en estos Juegos Olímpicos, pero el amor de su chico, su familia y su perro London la han ayudado a superar los peores momentos.
Una apasionada de la moda
Mireia Belmonte es la prueba fehaciente de que el deporte y la moda pueden ir de la mano. La campeona olímpica es una amante de la ropa, las manicuras y el color rosa, y así lo exhibe en todas sus competiciones y también ante las cámaras.
La mejor nadadora de todos los tiempos siempre ha destacado por llevar las uñas muy bien cuidadas, en muchas ocasiones postizas, y no olvidarse nunca del rímel waterproff. Asegura que, en este sentido, es bastante supersticiosa, por lo que siempre opta por competir con las uñas de color rojo o con la manicura francesa con brillantes, explicaba para Harper’s Bazaar España.
En su tiempo libre, estudiante
A pesar de las duras rutinas de entrenamiento que deben seguir los profesionales, Mireia Belmonte ha sabido compaginar su trabajo con sus estudios. Y es que, aunque muchos deportistas renuncian a un título universitario por falta de tiempo, la nadadora ha apostado por continuar con su formación académica.
La de Badalona estudia el Grado de Publicidad y Relaciones Públicas desde 2013 en la Universidad Católica de Murcia (UCAM), donde también es integrante del equipo deportivo y es allí donde entrena la mayor parte del tiempo. En una entrevista para El País, la deportista española aseguraba que, cuando acabara su etapa deportiva, le gustaría unir sus tres pasiones y hacer algo relacionado con la publicidad, la moda y el deporte.
Una carrera caracterizada por el trabajo duro
Lo cierto es que el éxito de Mireia Belmonte reside en su capacidad de lucha y así lo ha admitido su entrenador, el francés Fred Vergnoux. Este ha señalado en multitud de ocasiones que Mireia no es la nadadora más "talentosa" y ha reconocido que todo proviene del esfuerzo y trabajo duro de la catalana durante toda su carrera.
Belmonte obtuvo sus primeros éxitos internacionales en 2007 durante el Campeonato de Europa de piscina corta. Ya en 2008, se convirtió en nadadora olímpica en Pekín, donde compitió en las pruebas de 200 braza, 200 y 400 metros estilo y también formó parte del equipo de relevo de los 4×100 estilos.
Su consagración en la élite de la natación llegó cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde obtuvo dos medallas de plata en 200 metros mariposa y 800 metros libres. En 2016, Mireia alcanzó la cima para cualquier deportista y se alzó con la medalla de oro en 200 metros mariposa. También conquistó el bronce en los 400 estilos, donde remontó más de un segundo en los últimos 100 metros.
Sus problemas físicos complican las opciones de medalla
Sin embargo, no podrá revalidar su título de campeona olímpica en los 200 mariposa de Tokio. Los problemas que ha arrastrado la catalana todo el año en el hombro izquierdo han complicado su participación en la que es su mejor prueba.
Mireia sí podrá estar en los 1.500 y 800 libres, mientras que debutará el sábado 24 en la prueba de los 400 estilos. También formará parte del relevo 4x100, junto con África Zamorano, Lidón Muñoz y Jessica Vall.
A pesar de que sus posibilidades de medalla se hayan visto mermadas, Mireia Belmonte no pierde la esperanza después de la dura recuperación de la lesión. El objetivo, dice, es llegar a las finales en todas las pruebas posibles en los Juegos Olímpicos de Tokio, que podrían ser los últimos para ella como deportista profesional.