El partido tuvo un sinfín de alternativas, sobre todo tras el gol de Weissman a los siete minutos, una acción que condicionó a los navarros desde el arranque. Un pase medido de Óscar Plano, que superó la línea defensiva con gran facilidad, llegó a los pies del delantero israelí, que definió a la perfección para desnivelar la balanza.
Los de Jagoba Arrasate despertaron con el paso de los minutos y en uno de sus primeros acercamientos lograron igualar la contienda con un cabezazo de Budimir libre de marca. La defensa pucelana salió antes de tiempo y el pase de Oier dejó a su compañero con una posición privilegiada -sin fuera de juego- para girar el cuello y poner el esférico en el fondo de las mallas.
Osasuna se creció, agarró su mejor fútbol y acabó la primera parte dándole la vuelta al marcador con un zurdazo de Roberto Torres. El jugador osasunista fue el más listo tras un rechace en el corazón del área que no tuvo problema en resolver. El 1-2 llevó el partido donde querían los navarros, conscientes de su necesidad por abandonar los puestos de descenso.
Sin embargo, nada más arrancar la segunda mitad, el Valladolid se encontró con un penalti que llegó después de un remate fallido de Joaquín. La salida de Sergio Herrera terminó con el defensa arrollado y el árbitro no dudó en señalar la pena máxima. Orellana consiguió su segundo gol del curso con una ejecución inmaculada desde los once metros.
Y fue entonces cuando los pupilos de Sergio González metieron la sexta marcha y lograron voltear el electrónico. Primero avisó Marcos André y, a cuarto de hora para el final, llegó el definitivo 3-2 en un cabezazo de Weissman a centro de Hervías. La contra fue de manual, pero Osasuna facilitó el cometido de los vallisoletanos. Los navarros se quedan penúltimos y los blanquivioletas se sitúan en la decimosexta plaza.