El partido entre River Plate y Boca Juniors, el segundo de la final de la Copa Libertadores, ha sido suspendido este sábado después de que el autobús de Boca fuese apedreado y atacado con gases lacrimógenos, además de diferentes altercados e incidentes en las afueras del estadio Monumental.
La Conmebol, que organiza la competición, retrasó en dos ocasiones el partido de vuelta de la final. En primer lugar, programado para las 21 horas en España, se dilató hasta las 22 y en segunda instancia pasó a las 23.15 horas. A pocos minutos de que diese comienzo el choque fue aplazado a este domingo.
Todo ha comenzado después de que el autobús de Boca fuese atacado con piedras y gases lacrimógenos. El capitán Pablo Pérez tuvo que ser trasladado a un centro sanitario para ser atendido, de igual manera que Carlos Tévez, que tuvo que recibió cuidados médicos en el mismo estadio.
Boca Juniors pidió el aplazamiento del partido, sobre todo después de que la ambulancia que trasladó a Pablo Pérez a un hospital también fuese apedreada por los seguidores locales. La Conmebol rechazó en primer lugar, con la presencia de Gianni Infantino -presidente de FIFA- en el estadio, pero finalmente decidió aceptar su aplazamiento.
Además, lo ocurrido en la llegada al estadio ha generado que un nutrido grupo de seguidores protagonizase diferentes incidentes fuera del estadio que se han saldado con numerosas detenciones, según informan los medios argentinos.
El partido se disputará este domingo a partir de las 17 horas, hora local, a las 21 horas en España. La Conmebol dejó la puerta abierta a cualquier modificación en función de los sucesos acontecidos este sábado en Buenos Aires.