Con el aliciente de conocer los tropiezos de Villarreal y Betis, el equipo madrileño saltó al campo animado por su afición, que volvió a llenar el estadio de Vallecas para seguir sus evoluciones ilusionado con la posibilidad de entrar en puestos europeos.
El inicio de partido fue de un ritmo trepidante. Prueba de ello es que antes de los diez minutos los dos porteros salvaron a sus respectivos equipos con dos paradas de mucho mérito. Primero fue Fernando el que despejó un potente disparo desde la frontal de Isi Palazón y después Stole Dimitrievski el que repelió un remate a bocajarro del brasileño Leo Baptistao, que regresó a Vallecas sin sentir el calor de la que fue su afición hace casi una década.
El Almería se encontró cómodo sobre el césped al ritmo que marcó el argentino Lucas Robertone, teniendo el control territorial del centro del campo, y causó muchos problemas al Rayo, sobre todo en la salida de balón. Esas buenas sensaciones del equipo andaluz duraron hasta el minuto 53, cuando el Rayo abrió el marcador tras una jugada desafortunada de Rodrigo Ely, que alojó el balón en su portería tras golpearle la pelota en una pierna al intentar despejar un córner botado desde la izquierda por Isi Palazón.
Poco después el mismo protagonista, Isi Palazón, recuperó un balón por la banda derecha, inició la carrera hacía el centro y asistió a Álvaro García, que recortó a Alex Pozo y cruzó su remate ante Fernando. De esta forma el extremo sevillano celebró el gol cuando no llevaba ni un minuto sobre el césped tras sustituir a Andrés Martín.
Esos dos goles hundieron al Almería, que se vino abajo durante bastantes minutos hasta que con los cambios fue mejorando el ánimo y empezó a merodear el área de los locales, a los que volvió a salvar Dimitrievski con una buena parada a disparo de Dyego Sousa en el minuto 84.
La entrada de Raúl de Tomás al césped volvió a dotar de velocidad al ataque del Rayo y cada balón que tocó el jugador madrileño lo jaleó la afición, que tenía muchas ganas de ver a su refuerzo invernal. Con el pitido final llegó el delirio a las gradas de Vallecas. La afición ovacionó a su equipo y lo despidió entonando su canción talismán, la 'Vida pirata'.