El Real Madrid y el Atlético de Madrid empataron (1-1) este domingo en la jornada 23, después de que un sobresaliente Brahim Díaz abriera la lata en la primera mitad, mientras Marcos Llorente empató en el descuento para los rojiblancos, frustrando el golpe a la Liga de los merengues, que ya se veían con los tres puntos.
En el derbi menos 'loco' del último mes, los pupilos de Ancelotti vieron debilitado su liderato con el segundo tropiezo liguero en el Santiago Bernabéu de este curso. Cuando tenían en la mano el triunfo por un solitario 1-0, obra de Brahim, Llorente empató silenciando el feudo madridista, para mantener la distancia de 10 puntos con los merengues. Los madridistas se quedan dos puntos por encima del Girona, su rival el próximo fin de semana, en la tabla.
Como se intuía, el Real Madrid comenzó mandando con el balón y llevando la iniciativa. La entrada a última hora de Brahim en el once, por la lesión en el calentamiento de Vinícius, dio más movilidad a los blancos. Cuando solo habían corrido unos segundos, Bellingham, con muchos galones sin 'Vini', se inventó un 'túnel' sobre Hermoso para entrar en el área, aunque remató tarde y sin espacio.
El Atlético no estaba demasiado incómodo, a la espera de opciones, mientras los madridistas, en las botas de Brahim, disfrutaban de otra ocasión desde la frontal, a las manos de Oblak. Los rojiblancos se desperezaron en su primera oportunidad para hilvanar una buena jugada que culminó de primeras Morata, aunque Lunin estuvo atento.
Pese al buen hacer del Real Madrid con el balón --75% de posesión en los primeros 15 minutos--, el primer gol madridista llegó tras un cúmulo de errores y rebotes que un entonado Brahim mandó a la red. El hispano-marroquí se encontró un balón casi en el área pequeña tras un pase de Lucas que rechazó mal la zaga y, ante la pasividad de los defensas colchoneros y del meta esloveno, abrió fácil la lata. Los de Ancelotti vieron recompensa a un buen inicio.
Un primer tanto al que el Atlético de Madrid respondió rápido con dos muy buenas ocasiones a balón parado. La primera, en la cabeza de Witsel a centro de Riquelme que paró extraordinario Lunin; y la segunda, Savic en el primer palo, algo desviado. Así, el duelo entró en una especie de toma y daca del que los locales sacaron tajada, con acercamientos sin éxito de Bellingham y Rodrygo.
El Atlético continuó sin colmillo ni profundidad y el 'Cholo' intercambió a Riquelme y Saúl, que pasó a ocupar el carril izquierdo, mejorando su equipo. Quizá también para frenar a un Lucas Vázquez más activo en ataque que de costumbre. Por ello, la única ocasión rojiblanca en la recta final de la primera parte llegó por su flanco en las botas de Riquelme, pero Rodrygo replegó justo a tiempo para evitar el empate antes del descanso.
Simeone corroboró el cambio de sistema a 4-4-2 dando entrada a Molina por Riquelme. El Atlético mejoró y rápido se encontró con el empate a remate de Savic en un córner botado por Griezmann. Sin embargo, la celebración rojiblanca se enfrió de golpe cuando el línea llamó a Sánchez Martínez para comunicar un fuera de juego de Saúl. El asistente entendió que el centrocampista obstaculiza al meta blanco, según el colegiado, que anuló el gol.
El aviso, con mucha polémica, hizo al Real Madrid olvidar la 'pájara' tras el descanso, con dos buenas acciones, en las que, primero, pidieron penalti sobre Lucas Vázquez y Kroos, en la segunda, intentó una difícil volea centrada a las manos de Oblak. El Bernabéu se fue contra el árbitro por una caída de Bellingham en la que no señaló penalti, al entender que el choque con el defensor atlético no fue suficiente.
En la última media hora de juego el partido se rompió, y el Real Madrid pudo matar el encuentro en un par de contras. En la primera Oblak detuvo el disparo de Rodrygo y, antes de salir del campo por Joselu, Brahim se vistió de mago para construir una jugada de virtuoso en el área, con caño incluido, aunque su disparo con rosca no encontró portería. El público lo despidió en pie, confiando entonces en un ariete en racha tras su doblete en Getafe.
El Atlético parecía ver lejos el empate, sin subir la presión pese a ir por detrás y quizá pensando en las semifinales de Copa, pero una genialidad de Griezmann de tacón metió el miedo en el cuerpo al Bernabéu, que aplaudió la buena reacción de reflejos de Lunin para evitar el empate. Ancelotti movió ficha y dio entrada a Modric, que ya fue titular en Getafe, para dar frescura al centro del campo.
Los cambios sentaron bien a los de Ancelotti, que vivieron un final plácido en su feudo, ante un Atlético que se olvidó de la portería defendida por el meta ucraniano. Sin embargo, cuando el partido agonizaba, Llorente recogió un envío de Memphis Depay para remachar entrando de segunda línea solo para empatar y dejar mudo al Bernabéu.