El estadio Benito Villamarín recibía a su equipo tras la goleada encajada una semana antes contra el Villarreal CF (5-1), en un clima enrarecido porque los planes de su entrenador no carburan por completo y además enfrente aparecía un oponente en racha.
Para mayor inri, el Eibar abrió el marcador de penalti a la media hora de encuentro. Un manotazo de Sergio Canales sobre Gonzalo Escalante, en un córner sin demasiado peligro en apariencia, otorgó a Orellana la opción de marcar y éste no la desaprovechó.
Los arreones béticos, con un gol anulado por VAR justo antes del 0-1, solo dieron frutos en el minuto 69. El canterano Loren Morón, en plena racha goleadora en este arranque de temporada 2019/20, estableció la igualada el remachar sobre la línea de gol un pase de cabeza de Aïssa Mandi.
A su vez, Mandi había recibido otra asistencia de cabeza por parte de Marc Bartra, todo ello en una jugada a balón parado y que el videoarbitraje tuvo que revisar con detalle, demorando el desarrollo de un partido que fue tosco y en el que los eibarreses terminaron con un jugador menos tras la expulsión del propio Escalante, por doble amarilla.