La Real Sociedad se exhibió al ritmo que marcó el japonés Take Kubo, autor de dos goles y un sinfín de buenas acciones para desarbolar a un sobrepasado Granada que solo al final acertó a maquillar un resultado abultado con los tantos de Lucas Boyé y Bryan Zaragoza.
La Real se ha caracterizado en este inicio de temporada por romper pronto sus partidos y luego tener que sufrir, como le ocurrió ante Girona y Celta, frente a los que comenzó ganando para ceder sendos empates, pero este sábado la cosa cambió. El encuentro ante el Granada empezó ya por los mismos derroteros, dominio claro local y un tempranero gol de Take Kubo, a los ocho minutos de juego, con otra gran definición del japonés asistido por Mikel Merino.
Los donostiarras, ante un Granada fuera de sitio, tuvieron tras este gol sus mejores minutos, encerraron a los visitantes en su campo y estuvieron cerca de incrementar la ventaja en sendas acciones de Mikel Merino y otras del propio Kubo, que sigue muy enchufado en este arranque de liga.
Las cosas se ponían feas para el conjunto andaluz, sobre todo cuando se reclamó un penalti sobre Mikel Oyarzabal no concedido por el árbitro tras revisión VAR, pero en la acción siguiente un saque de esquina provocó el gol en propia portería de Le Normand que supuso un jarro de agua fría para el equipo vasco añadido a la copiosa lluvia que cayó en el estadio en el primer tiempo.
Parecía un marcador inamovible al descanso cuando volvió a surgir el talento de Kubo, que desde fuera del área logró un gol de bandera batiendo a Raúl Fernández y llevando el frenesí a la grada del Reale Arena.
La segunda mitad fue una fiesta continua en Anoeta, Martín Zubimendi marcó el tercero que daba ya una gran tranquilidad a los donostiarras y Barrenetxea redondeó su buen encuentro con otro gran gol marca de la casa batiendo la portería granadina por bajo.
No tendría problema alguno la Real para sujetar a un Granada desconocido y del que se esperaba mucho más peligro, pero no fue el día de un equipo de Paco López que ya había arrojado la toalla mediada la segunda mitad.
La cosa no terminaría ahí porque a quince minutos para el final llegó otro gol en propia portería, en la meta del Granada, cuando Take Kubo centró con mucha intención y su balón lo desvió Miki Bosch.
El choque estaba ya totalmente resuelto, los locales se relajaron y dejaron hacer a un Granada que en el tramo final recortó diferencias con dos goles, el primero de Lucas Boyé con su nueva camiseta y en el último minuto del añadido el de Bryan Zaragoza para dejar el definitivo 5-3.