Trámite superado para el Real Madrid. Los blancos, que tienen la mente fija en el número 13 por la Champions League de Kiev, derrotaron al Leganés con las señas propias de la casa al anotar y al recibir como suele suceder en cada encuentro. Dos a uno para un equipo plagado de suplentes antes de la visita del Bayern a la Castellana.
Desde que se vio la convocatoria se sabía que pocos titulares iba a haber en el Bernabéu, en una Liga que hace ya bastante tiempo que está imposible. Ni Cristiano, ni Ramos... pero sí Bale. El galés estuvo arropado de un buen número de poco habituales como Mayoral, Ceballos, Theo y Achraf. Benzema, titular, de nuevo a cero.
No como Gareth, que enchufó la segunda que tuvo tras un escorzo en el que el Leganés pidió fuera de juego. Habilitado estaba Bale, al igual que un Mayoral que puso el 2-0 con suspense justo al filo del descanso.
Y tras él comenzó la ya típica siesta del Real Madrid. El tiempo acompañaba al sesteo, pero el Leganés tenía ganas de marcha. Los pepineros comenzaron el acoso, y cuantos más minutos pasaban más cerca parecía estar su gol. Como es habitual, el portero madridista recogió un balón de su red. No fue Keylor, sino Casilla, el que poco pudo hacer en el tanto de Brasanac, que aprovechó un pase de la muerte de Amrabat ante la atenta mirada sin más acción de Theo.
A pesar de lo ajustado del resultado, el Real Madrid siguió con su siesta, ya con Asensio y con Kroos sobre el césped. Casilla, providencial, salvó el 2-2 sobre la línea en una jugada a balón parado, y cerca estuvo de ver cómo un tiro desde Butarque obra de Beauvue se colaba en su arco. El control del encuentro, del Leganés. El guión, muchas veces visto esta temporada.
El desenlace fue la victoria del Real Madrid. Aprovecharon las que tuvieron, y supieron acabar con un Leganés que despertó tras el descanso. En el haber blanco está la puntería y el gol de Gareth Bale. En el debe, lo de siempre, otro gol en contra más.